Técnicas de imagen cardíaca no invasiva ayudan a evaluar el proceso de cicatrización tras un infarto de miocardio
La remodelación de la cicatriz es una respuesta progresiva del corazón frente al daño agudo y crónico con independencia de su etiología, aunque el infarto agudo de miocardio (IAM) es la causa más común. Hasta ahora se pensaba que la remodelación cardiaca afectaba de forma casi exclusiva al miocardio remoto a la zona infartada. Aunque se han realizado muchos estudios clínicos y experimentales sobre esta remodelación, se sabe poco todavía sobre lo que ocurre en la zona de la cicatriz y el tiempo necesario para completar el proceso de cicatrización.
Ahora un trabajo coordinado por el Dr. Antonio Berruezo, Director del Departamento de Arritmias y Director de Investigación e Innovación del Instituto del Corazón Quirónsalud Teknon, cuya primera autora es la Dra. Beatriz Jáuregui, también del Instituto del Corazón, y con la participación de investigadores del Hospital Clínic de Barcelona, ha caracterizado el proceso de remodelación de la cicatriz y el sustrato de las arritmias que producen la muerte súbita a largo plazo, usando una resonancia magnética cardíaca con gadolinio o LGE-CMR, una técnica de imagen no invasiva. Este trabajo ha sido publicado en la revista Journal of the American College o Cardiology: Clinical Electrophysiology.
Para realizar esta investigación se contó con 56 pacientes con IAM con elevación del segmento ST (STEMI son sus siglas), una emergencia médica producida por la formación de un trombo sobre una placa rota de aterosclerosis que ocluye la circulación coronaria del músculo cardiaco. A estos pacientes se les realizó una LGE-CMR a los 7 días, a los 6 meses y a los 4 años después de que fueran sometidos a una intervención de revascularización. "El procesamiento posterior de los datos permitió una evaluación dinámica de las características cuantitativas y cualitativas de las cicatrices posteriores al infarto. Así pudimos constatar que tanto el tamaño de la propia cicatriz como de los canales de la zona de tejido viable en su interior disminuyeron y cambiaron progresivamente durante los cuatro años", explicó el Dr. Antonio Berruezo.
El proceso de remodelación
Se trata este del primer estudio clínico en el que se evalúa el proceso de remodelación a largo plazo de la cicatriz miocárdica y el posible sustrato arritmogénico subyacente después de un STEMI. No solo ha servido para ver cómo la masa de la cicatriz disminuye de manera constante, sino también para observar un aumento proporcional de su tejido viable.
La remodelación de la cicatriz, como parte de todo el proceso de remodelación cardíaca, comienza dentro de los primeros 6 meses, pero se prolonga durante una fase más crónica del proceso de curación. "Debido a la presencia de edema en la fase aguda, el análisis a través de LGE-CMR podría sobreestimar el tamaño del infarto, aunque solo en las fases iniciales de cicatrización", puntualiza el Dr. Berruezo, quien señala además cómo la remodelación de la cicatriz continuó posteriormente. "Estos datos respaldan la existencia de un proceso continuo y constante de remodelación de la cicatriz que dura años y que va a determinar quiénes van a tener cicatrices arritmogénicas que produzcan muerte súbita y quiénes no", añade el Dr. Berruezo.
Implicaciones potenciales
La transformación constante de la cicatriz no solo afecta a su tamaño global, sino también al número, la distribución y la masa de los canales de tejido viable, que podrían reflejar un proceso activo e ininterrumpido de curación biológica a largo plazo en el área miocárdica lesionada. La forma en la que esto se produzca podría desempeñar un papel importante en la aparición de arritmias ventriculares y muerte súbita. "De esta forma, el análisis de la presencia y distribución del tejido viable en el interior de la cicatriz podría ayudar a mejorar la predicción de eventos arrítmicos en función de la información que nos ofrece la resonancia magnética cardiaca", explica el Dr. Berruezo.
A partir de los datos que se han obtenido en este estudio se piensa que el proceso de remodelación de la cicatriz podría requerir años hasta que se vuelva clínicamente arritmogénico. "Se requeriría un seguimiento más prolongado para detectar eventos arrítmicos y determinar las características del sustrato que conducen a estas arritmias en el momento en que estas se producen", finaliza el Dr. Berruezo, al tiempo que explica que serán necesarios más estudios para comprender cómo, cuándo y en quién el proceso de cicatrización conduce finalmente a un sustrato crítico capaz de generar un evento cardiovascular clínico.