Ballesta López Carlos
Información acerca de cáncer de estómago, hernia de hiato y reflujo gastroesofágico, tumores benignos gástricos, y úlcera gástrica y duodenal.
- Cáncer de estómago
¿Qué es?
El cáncer gástrico es una enfermedad de evolución lenta y silenciosa que suele manifestarse por la aparición de alguna complicación del mismo (úlcera que produce dolor y/o sangra). Provoca afectación del estado general (cansancio, pérdida de apetito, pérdida de peso y pesadez o dolor de estómago) y anemia crónica. Su incidencia aumenta con la edad aunque puede darse también en pacientes jóvenes. El diagnóstico se realiza por endoscopia con biopsias, y la única opción curativa es la cirugía asociada a quimioterapia complementaria, cuando está indicada.
¿Cuál es el tratamiento?
Cuando el cáncer es curable, la mejor opción es una cirugía amplia (gastrectomía), extirpando junto al estómago los ganglios linfáticos por donde se disemina el tumor. Esta cirugía se puede hacer por laparoscopia, pero requiere de un Equipo y CENTRO entrenado para obtener unos resultados óptimos de curación que superan el 90% en los estadios iniciales.
Un porcentaje elevado de cánceres gástricos presentan una estadio avanzado en el momento del diagnóstico. Antes de decidir el tratamiento más oportuno se debe realizar una buena estadificación del tumor (para ver si está diseminado y si se puede o no extirpar). Los métodos habituales de estadificación (TAC abdominal, etc) son poco fiables siendo muy superior la laparoscopia diagnóstica. Toda la cirugía del cáncer gástrico debería iniciarse con una laparoscopia que nos permitiera, sin necesidad de abrir al enfermo, explorar y ver la cavidad abdominal para poder descartar implantes y extensión de la enfermedad a otros órganos (se evita así un 30% de operaciones innecesarias).
En los casos en que no se puede extirpar el cáncer, se realiza una cirugía paliativa (gastroenteroanastomosis) por laparoscopia, con lo que el enfermo a las 72 horas puede iniciar tratamiento complementario con quimioterapia, sin haber alterado su inmunidad y evitando infecciones o complicaciones que retarden el inicio del tratamiento. En caso que hubiera respuesta a la quimioterapia, la cirugía de rescate es más fácil si la primera operación se hizo por laparoscopia puesto que existen menos adherencias.
- Hernia de hiato y reflujo gastroesofágico
¿Qué son?
En el extremo final del esófago se halla el esfínter esofágico inferior. Éste, habitualmente está cerrado, con lo cual el contenido ácido del estómago no puede ascender hacia el esófago. Cuando este mecanismo falla se produce el reflujo gastroesofágico (RGE). El RGE se ve favorecido, además, en situaciones de aumento de la producción de ácido por el estómago y cuando existe un trastorno de la contractibilidad del esófago que no vacía bien en el estómago.
La hernia de hiato o hernia de estómago se produce cuando parte del estómago o, a veces incluso todo el estómago, pierde su situación intraabdominal y se halla desplazado hacia el tórax. Existen dos tipos de hernia de hiato: por deslizamiento (la más frecuente) y la paraesofágica. Aunque la hernia de hiato puede cursar asintomática, frecuentemente se acompaña de RGE. Asimismo, puede haber RGE sin hernia de hiato.
El síntoma principal del RGE es el dolor retroesternal a modo de "quemazón" en el centro del pecho. Suele acontecer después de las comidas y calma con antiácidos y bebidas alcalinas, como la leche. El ejercicio y el sobrepeso suelen agravar los síntomas.
El diagnóstico se realiza mediante: una endoscopia digestiva alta, una pH-metría (medición de la exposición de ácido en el esófago durante 24 h.) y una manometría (medición de la presión del esfínter esofágico inferior).
¿Cuáles son las principales complicaciones?
Las complicaciones del RGE son:
- Esofagitis: inflamación del esófago por reflujo ácido. Existen 4 grados según la gravedad y progresión de la enfermedad.
- Grado I: inflamación leve de un trozo de la mucosa esofágica.
- Grado II: inflamación de toda la mucosa con úlceras superficiales.
- Grado III: ulceraciones profundas con fibrosis de la submucosa. Puede haber un acortamiento muscular del esófago.
- Grado IV: estenosis (cierre) del esófago con severa fibrosis.
- Esófago de Barret: es un cambio del tapizado celular normal del esófago por otro anormal. Es una lesión premaligna, es decir, puede degenerar en un cáncer y ocurre en una fase avanzada de la esofagitis.
- Hemorragia: es una complicación de la esofagitis en la cual se producen úlceras que pueden sangrar.
- Neumonitis por broncoaspiración: al haber reflujo, puede ascender el contenido gástrico hasta la faringe y producir pequeñas aspiraciones produciéndose, entonces, neumonitis o infecciones respiratorias.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento del reflujo gastroesofágico debe establecerse a tres niveles:
Consejos dietéticos y posturales. Dado que los síntomas de ardor y quemazón aumentan cuando el paciente se acuesta, agacha o realiza esfuerzos que aumenten la presión intraabdominal es aconsejable:
- No acostarse ni agacharse recién comidos pues la comida y los ácidos suben al esófago produciendo síntomas.
- No ponerse cinturones ni fajas ni ropa apretada que aumenten la presión abdominal.
- Levantar la cabecera de la cama 10 a15 cm durante la noche para dormir pues así es menor la cantidad de ácido que sube al esófago.
- La pérdida de peso en las personas obesas mejora los síntomas pues la grasa intraabdominal empuja el estómago hacia el tórax y agrava los síntomas. Es lo mismo que sucede en el embarazo donde se acentúan los síntomas por el desplazamiento de las vísceras hacia el tórax.
- Evitar alimento y sustancias como el café, chocolate, cacao, alcohol y tabaco entre otras, que producen relajación del esfínter esofágico inferior y por consiguiente favorecen el ascenso de ácidos al estómago.
Medicación que controle los síntomas. El objetivo de los medicamentos es:
- Disminuir o contrarrestar la acidez gástrica.
- Aumentar el tono del esfínter esofágico inferior.
- Aumentar el peristaltismo del esófago para favorecer el vaciamiento de ácidos de éste.
Es necesario realizar endoscopias de control para comprobar que la esofagitis desaparece.
Cirugía. Debe realizarse tratamiento quirúrgico cuando aparecen las complicaciones arriba descritas a pesar de haber efectuado un correcto tratamiento dietético, postural y médico. Consiste en cerrar los pilares del diafragma, dejar el cardias es situación intraabdominal y realizar una funduplicatura (mecanismo antirreflujo consistente en realizar una especie de bufanda con el estómago alrededor del esófago). Las funduplicaturas más habituales son la operación de Nissen y la operación de Toupet. El abordaje más adecuado es por laparoscopia.
- Esofagitis: inflamación del esófago por reflujo ácido. Existen 4 grados según la gravedad y progresión de la enfermedad.
- Tumores benignos gástricos
¿Qué son?
Los tumores benignos gástricos representan el 2% de todos los tumores gástricos del estómago (benignos y malignos) por lo que son una enfermedad poco frecuente que se manifiesta cuando se hace una exploración médica por otro motivo o se complican por presentar una úlcera o sangrado (hemorragia). En los tumores de más de 3 cm el riesgo de degeneración a cáncer es elevado, por lo que deben ser operados. El tipo más común es el leiomioma que procede de la capa muscular. Cuando son de gran tamaño y se malignizan constituyen el leiomosarcoma. Otros tipos histológicos como lipomas, neuroleiomiomas, etc., aunque es raro, también pueden degenerar.
El diagnóstico se realiza por endoscopia con biopsia, tránsito digestivo y TAC abdominal que permite ver el grado de infiltración de la pared del estómago.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento consiste en la extirpación del tumor junto con la parte de estómago donde se localiza el tumor. El mejor abordaje del tumor es mediante cirugía combinada, laparoscopia y endoscopia. El tumor se extirpa vía laparoscópica y se comprueba la completa extirpación del tumor y sus márgenes mediante endoscopia.
- Úlcera gástrica y duodenal
¿Qué son?
La úlcera, tanto gástrica como duodenal, es una inflamación y erosión de la mucosa del estómago y/o duodeno. Durante mucho tiempo se ha atribuido al exceso de secreción ácida del estómago. En los últimos años se ha demostrado la presencia de una bacteria llamada Helicobacter pylorii en la mucosa del estómago de los pacientes ulcerosos por lo cual se ha relacionado con su causa. Existen también otros factores que predisponen a la aparición de úlceras como son: la aspirina, los antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) y los corticoides. La enfermedad ulcerosa suele tener un ritmo estacional de manera que los síntomas se agravan en primavera y otoño.
El síntoma principal de la úlcera es un dolor situado en la boca del estómago que es urente y que aumenta después de las comidas. Las principales complicaciones de las úlceras son: la hemorragia, la perforación, la estenosis del píloro y la degeneración maligna (transformación en un cáncer).
- Úlcera gástrica: es menos frecuente que la duodenal, pero tiene un mayor riesgo de degenerar en un cáncer. Cuando se detecta, deben tomarse biopsias y hacer un seguimiento periódico. Si no se resuelve con el tratamiento médico se debe sospechar una transformación maligna.
- Úlcera duodenal: es muy frecuente. Su complicación principal es la hemorragia y la perforación. En casos de úlceras crónicas se puede producir una rigidez y estrechamiento del duodeno que provoca cierre del mismo (estenosis pilórica) provocando vómitos alimentarios.
El diagnóstico de la enfermedad ulcerosa se realiza mediante fibrogastroscopia. Ésta permite, a su vez, tomar muestra de mucosa gástrica para detectar la presencia de Helicobacter pylorii.
¿Cuál es el tratamiento?
El 90 % de las úlceras son positivas a Helicobacter pylorii. Si ésta se confirma debe realizarse un tratamiento erradicador de dicha bacteria con antisecretores y antibióticos y, posteriormente, hacer un seguimiento. La úlcera duodenal tiene, actualmente, muy pocas indicaciones de cirugía. Sólo cuando es Helicobacter negativo o no responde al tratamiento y los síntomas son graves (estenosis pilórica, etc.) está justificada la cirugía. La cirugía laparoscópica permite cortar los nervios vagos (vagotomía) que son los responsables de la secreción ácida del estómago y resolver la úlcera, abriendo la salida del estómago (piloroplastia) sin secuelas ni cicatrices y con una recuperación rápida.
La úlcera gástrica, con una etiología variada y con riesgo de degeneración a un cáncer, es tributaria de cirugía si después de un tratamiento médico no se cura, o reaparece después de haberse curado una vez. Es obligado realizar endoscopia y biopsia en toda úlcera gástrica por el riesgo de degeneración a cáncer o que sea ya un cáncer pequeño que se ha ulcerado. El tratamiento es la extirpación (gastrectomía) del trozo de estómago donde está localizada la úlcera, realizando biopsias y descartando que ya se haya convertido en cáncer. La laparoscopia permite realizar esta cirugía, con menos secuelas y cicatrices que la cirugía abierta.
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