Castro Domínguez Francisco
La osteoporosis es una preocupación importante para las mujeres menopáusicas debido a la pérdida ósea acelerada asociada con la disminución de los niveles de estrógeno. A medida que la salud ósea disminuye, aumenta el riesgo de fracturas, especialmente en la cadera, la columna vertebral y la muñeca, lo que conduce a una morbilidad y mortalidad sustanciales en esta población. La terapia de reemplazo hormonal ha surgido como una intervención esencial en la prevención y el tratamiento de la osteoporosis menopáusica, ofreciendo beneficios que deben sopesarse cuidadosamente frente a los riesgos potenciales.
La menopausia marca una reducción natural en la producción de estrógeno ovárico, lo que conduce a un desequilibrio en la remodelación ósea. Este desequilibrio favorece la resorción ósea sobre la formación ósea, lo que resulta en una densidad mineral ósea (DMO) reducida y un mayor riesgo de fracturas osteoporóticas. El estrógeno juega un papel crucial en el mantenimiento de la masa ósea al inhibir la actividad de los osteoclastos y promover la formación ósea. Por lo tanto, la disminución de los niveles de estrógeno está directamente relacionada con la pérdida ósea acelerada, particularmente en los primeros años posteriores a la menopausia.
Las candidatas ideales para la terapia de reemplazo hormonal para prevenir y tratar la osteoporosis son las mujeres perimenopáusicas o posmenopáusicas tempranas que tienen un alto riesgo de fracturas. Estas incluyen personas con:
- Menopausia temprana: las mujeres que experimentan la menopausia antes de los 45 años tienen un mayor riesgo de osteoporosis de aparición temprana y se benefician significativamente de la terapia de reemplazo hormonal en términos de protección ósea.
- Alto riesgo de fractura: los pacientes con antecedentes familiares de osteoporosis, fracturas por fragilidad previas o causas secundarias de osteoporosis (por ejemplo, terapia con glucocorticoides a largo plazo) pueden obtener un beneficio sustancial de la terapia de reemplazo hormonal.
- Baja densidad mineral ósea (DMO): las mujeres identificadas con baja DMO en exploraciones de absorciometría de rayos X de energía dual (DXA), particularmente aquellas en el rango osteopénico u osteoporótico, pueden ver una reducción en la pérdida ósea con la terapia de reemplazo hormonal.
- Ausencia de contraindicaciones: la terapia de reemplazo hormonal generalmente no se recomienda para personas con antecedentes de cánceres sensibles a las hormonas, enfermedad tromboembólica o hipertensión no controlada.
La terapia de reemplazo hormonal se presenta en varias formulaciones, que pueden adaptarse en función de las preferencias, la tolerancia y los perfiles de salud individuales de la paciente. Los dos tipos principales son:
- Terapia con solo estrógeno: principalmente para mujeres que se han sometido a una histerectomía, ya que el estrógeno solo aumenta el riesgo de hiperplasia endometrial en mujeres con un útero intacto.
- Terapia combinada de estrógeno y progestina: recomendada para mujeres con un útero intacto, ya que el componente de progestina ayuda a prevenir la proliferación endometrial inducida por el estrógeno.
La terapia de reemplazo hormonal se puede administrar a través de varias vías, incluidas las tabletas orales, los parches transdérmicos, los geles tópicos e incluso los implantes subcutáneos. Las opciones transdérmicas suelen ser las preferidas debido a su menor riesgo de eventos tromboembólicos.
El momento es crucial para maximizar los beneficios de la terapia de reemplazo hormonal para la salud ósea. En general, la "ventana de oportunidad" para iniciar la terapia de reemplazo hormonal es dentro de los diez años posteriores al inicio de la menopausia o para mujeres menores de 60 años. Comenzar la terapia de reemplazo hormonal durante este período no solo proporciona una protección eficaz contra la pérdida ósea, sino que también minimiza los riesgos cardiovasculares asociados con el inicio posterior de la terapia de reemplazo hormonal. Después de los 60 años, la terapia de reemplazo hormonal generalmente no se recomienda únicamente para la prevención de la osteoporosis debido al aumento de los riesgos, y generalmente se consideran terapias alternativas.
La terapia de reemplazo hormonal ofrece varios beneficios directos e indirectos para la salud ósea, que incluyen:
- Prevención de la pérdida ósea: la terapia de reemplazo hormonal estabiliza eficazmente la densidad mineral ósea, especialmente en la columna lumbar y el cuello femoral, lo que reduce la tasa de pérdida ósea observada durante la transición menopáusica.
- Reducción del riesgo de fracturas: los estudios muestran que la terapia de reemplazo hormonal reduce el riesgo de fracturas, particularmente en las vértebras y la cadera, aproximadamente en un 30-40% en mujeres posmenopáusicas.
- Mejor calidad de vida: al prevenir fracturas, la terapia de reemplazo hormonal también contribuye a mantener la movilidad, reducir el riesgo de dolor crónico y apoyar la calidad de vida general en mujeres posmenopáusicas.
A pesar de sus beneficios, la terapia de reemplazo hormonal se asocia con riesgos potenciales que requieren una evaluación cuidadosa de los factores específicos de la paciente:
- Eventos cardiovasculares: la terapia con estrógenos sola o combinada con progestina puede aumentar el riesgo de tromboembolia venosa, accidente cerebrovascular e infarto de miocardio, en particular cuando se inicia después de diez años de la menopausia o en mujeres con factores de riesgo cardiovascular.
- Riesgo de cáncer de mama: la terapia combinada de estrógenos y progestina se ha relacionado con un pequeño aumento del riesgo de cáncer de mama, en particular con el uso prolongado más allá de los 5 años. La terapia con solo estrógenos en mujeres con histerectomía previa puede suponer un riesgo menor.
- Cáncer de endometrio: la terapia con solo estrógenos en mujeres con útero intacto puede provocar hiperplasia endometrial y aumentar el riesgo de cáncer de endometrio, de ahí la recomendación de combinarla con progestina en estos casos.
- Otros efectos secundarios: la terapia de reemplazo hormonal puede provocar aumento de peso, hinchazón, dolor en los senos y cambios de humor, lo que puede afectar el cumplimiento del tratamiento por parte de la paciente.
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