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Todas las respuestas para una excelente vuelta al cole

Septiembre es un mes de mucho movimiento para grandes y pequeños, que implica muchos cambios de rutina. El doctor Jordi Sapena, jefe de Pediatría y Neonatología del Centro Médico Teknon – Grupo Quirónsalud, nos explica todo lo que debemos saber sobre el regreso al colegio de nuestros hijos.

Profesor y alumnos en el colegioProfesor y alumnos en el colegio



Adaptación a los nuevos horarios

El cambio de horarios produce en los niños alteraciones de sus ritmos biológicos similares al "Jet Lag", eso les provoca momentos de irritabilidad y mal humor que pueden persistir hasta una semana. Por eso es importante cambiar poco a poco los horarios de los pequeños antes de que empiece el colegio. No hay un número exacto de horas de sueño, sino una franja de horas según edad. En la época preescolar la mayoría de niños duermen de 10 a 12 horas. En edad escolar duermen de 8 a 10. En la adolescencia, aunque la percepción es que duermen más horas, no es así, sino que su ritmo de sueño se va retrasado fisiológicamente presentando más somnolencia a primeras horas de la mañana y mayor actividad a última hora de la noche.


El primer día de los más pequeños

El primer día de colegio, sea o no el primer año, produce en los más pequeños un síndrome de separación que lleva a una situación de estrés que se manifiesta básicamente con ansiedad y con el llanto repetido como manifestación externa de esta situación. Los padres en estos días han de estar cerca de sus hijos para transmitirles seguridad desde la positividad. Normalmente en pocos días el volumen de llantos va disminuyendo progresivamente en la clase. Con los más pequeños se recomienda unos días de familiarización previa al día de inicio acompañados de sus padres.


Mochilas y carteras

La mochila sigue siendo el mejor método de transporte para el material escolar. No está demostrado científicamente que el peso de las mochilas provoque deformidades de la columna. Sin embargo, un peso excesivo o una mala colocación de la misma sí se ha relacionado con dolor de espalda, sobrecarga muscular o alteraciones en la biomecánica de la marcha. El peso de la mochila no debería superar el 10-15% del peso del niño, ésta ha de ir colocada de forma centrada sobre la espalda y apoyada sobre la zona lumbar, sujeta sobre los dos hombros a la vez con bandas anchas y por encima de la línea de la cintura.


También es recomendable que los padres controlen en casa la postura en la silla a la hora de estudiar, a fin de evitar dolores de espalda, ésta ha de ser apoyando la espalda sobre un respaldo recto, evitar asimetrías como el sentarse con una de las piernas colocada debajo de los glúteos, etc.


El colegio y "las defensas"

Volver a la rutina escolar implica un aumento de la exposición a virus, bacterias y parásitos con el consecuente aumento de infecciones, mayoritariamente respiratorias. Todo esto es normal, no hay que alarmarse. Por eso, la producción de mocos -más o menos- permanente forma parte de los propios mecanismos de defensa del niño, no debemos obsesionarnos con eliminarlos, pues ellos le ayudan a defenderse de muchas infecciones. Como el niño muy pequeño no se moca de forma autónoma, utiliza la tos como mecanismo para movilizar su propia mucosidad, la utiliza "para mocarse" de ahí que muchos niños prescolares tengan la llamada "tos de guardería", tos de predominio nocturno o por la mañana al despertarse sin ningún síntoma de enfermedad acompañante. Es normal en los niños menores de 4 años de 1 a 2 infecciones respiratorias por mes que se van espaciando con la edad. Por eso hay que acostumbrar a los niños a taparse la boca si tienen tos y a lavarse las manos periódicamente.


Sobre todo no debemos llevar nunca al colegio a nuestro hijo si tiene fiebre o algún trastorno de salud potencialmente contagioso. El estado del sistema inmunitario del niño depende de múltiples factores, sobre algunos de ellos podemos influir, como es el caso de la alimentación para mantener un estado nutricional correcto.


Recomendaciones sobre la alimentación

Los niños en edad escolar han de llevar una dieta equilibrada, variada y correctamente repartida a lo largo del día. Una dieta equilibrada y variada es aquella formada por los alimentos que aportan una cantidad adecuada de todos los nutrientes que necesitamos para tener un estado de salud óptimo. Incluye: hidratos de carbono ricos en fibra, pocas grasas saturadas, una cantidad adecuada de proteínas, bastantes alimentos naturales (frutas, verduras, hortalizas, etc.) Incluir con mayor frecuencia legumbres y frutos secos, priorizar el consumo de pescado y moderar el de carnes, especialmente las más grasas.


Se debe tener en cuenta que el pan, los cereales, el arroz y la pasta son la mejor fuente de hidratos de carbono. El aceite de oliva para cocinar y aliñar debe ser la primera opción, si es posible. Por supuesto, priorizar el agua frente a otras bebidas.


Detrás de muchas obesidades infantiles se esconde un deficiente desayuno y un exceso de calorías en la merienda y la cena. El desayuno es una de las comidas más importantes del día y ha de representar el 25% del consumo diario de calorías. Es importante recordar que la merienda solo ha de representar un 15% de la ingesta diaria y que se ha de realizar una sola vez.


Muchos padres se asombran de que los niños coman más y mejor en la guardería que en casa. La solución es aplicar en casa el mismo sistema de la guardería ("Menú" no "Carta" para comer, tiempo limitado, no platos alternativos, ni distracciones como la tele o las tablet, etc.) y siempre una sonrisa, la comida ha de convertirse en un acto lúdico.


Las actividades extraescolares

Por último, el regreso al colegio se suele acompañar de actividades escolares. Éstas han de ser un complemento de su actividad escolar, no una carga. Han de tener una base lúdica, por lo que es importante conocer los deseos del niño y cuáles son sus habilidades. Estar y compartir actividades con la familia (padres, hermanos, etc.) es una excelente actividad extraescolar.


Revisiones visuales

Es recomendable, en los niños, realizar una vez al año una revisión oftalmológica, aunque no haya presentado ningún síntoma.

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