Depresión infantil y juvenil: síntomas, factores de riesgo y tratamiento
La salud mental de los niños y adolescentes es un aspecto fundamental de su bienestar general, y la depresión infantil y juvenil es una realidad que afecta a un número significativo de personas en todo el mundo. Cerca del 3,8% de la población mundial (350 millones de personas), presenta algún tipo de trastorno depresivo. Aproximadamente el 50% de todos los trastornos de salud mental aparecen hacia los 14 años. Los trastornos psiquiátricos más frecuentes en niños y adolescentes son la ansiedad, la depresión y el trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Cerca del 3% de esta población presenta un diagnóstico de trastorno depresivo, considerándose uno de los trastornos psiquiátricos más comunes, según datos del artículo Trastornos depresivos en niños y adolescentes: enfoque epidemiológico actual, en la Revista de Psiquiatría Infanto-Juvenil. A menudo se presenta de manera diferente a la depresión en adultos, lo que puede dificultar su detección.
Los más jóvenes es normal que tengan cambios en su estado de ánimo, y la tristeza es un sentimiento natural y adaptativo. Ahora bien, será una señal de alarma si la tristeza es muy desproporcionada a la causa, muy profunda, duradera en el tiempo o si va acompañada de otros síntomas.
Síntomas de la depresión infantil
Los síntomas de depresión varían según la personalidad del niño y la etapa de desarrollo en la que se encuentra. Los síntomas principales son el estado de ánimo irritable o triste, donde los niños a menudo pueden estar más malhumorados e irritables.
También puede ocurrir que la depresión en los adolescentes puede pasar desapercibida debido a la falta de expresión verbal de sus emociones, encerrándose más en si mismos. Los padres suelen notar un mayor aislamiento social o un abandono de hobbies que antes disfrutaban. Tenemos que estar atentos, si detectamos pérdida de interés o de placer, desmotivación y desgana.
Otros síntomas habituales son:
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cambios en el apetito
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cambios en el sueño (dificultades de conciliación del sueño, despertares nocturnos, sueño excesivo)
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cambios psicomotrices (puede ser difícil estar quieto o que aparezca un marcado enlentecimiento en sus respuestas o movimientos)
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dificultades de concentración, donde en algunas ocasiones hay una bajada brusca del rendimiento académico.
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fatiga o perdida de energía
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pensamientos de inutilidad o culpa
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desesperanza acerca del futuro
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pensamientos de muerte recurrentes o, incluso, ideas de suicidio
Es importante acudir a un especialista ante la duda de que nuestro hijo/a pueda padecer una depresión, ya que la identificación temprana y un tratamiento eficaz pueden reducir el impacto negativo.
Factores de riesgo de la depresión infantil
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Factores temperamentales: determinados rasgos de temperamento y personalidad pueden aumentar el riesgo de desarrollar una depresión.
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Factores ambientales: Es habitual identificar como acontecimientos vitales estresantes como precipitantes de la sintomatología depresiva. Experiencias traumáticas, conflictos familiares, problemas escolares, intimidación o bullying son algunos de los factores ambientales que pueden contribuir a la depresión en niños y adolescentes.
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Factores genéticos y fisiológicos: los niños cuyos progenitores tienen un trastorno depresivo pueden tener una predisposición genética y fisiológica.
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Comorbilidad: tener otro trastorno psicológico aumenta el riesgo de desarrollar una depresión.
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Uso inadecuado de las pantallas (redes sociales, videojuegos…): La creciente influencia de las redes sociales y videojuegos también puede afectar la salud mental de los jóvenes, aumentando la comparación social y los sentimientos de inadecuación.
Tratamiento
Hay distintos enfoques de psicoterapia en el tratamiento de la depresión infantil, no obstante, siempre tiene que ser un tratamiento individualizado, adaptado al niño y sus necesidades. Las psicoterapias más eficaces en la depresión de los niños y adolescentes son la psicoterapia cognitivo-conductual (TCC), la psicoterapia interpersonal, la psicoterapia dialéctica- conductual, la psicoterapia en habilidades sociales y la intervención psicosocial.
Enseñar habilidades de afrontamiento, promover un estilo de vida saludable y fomentar la resiliencia son estrategias esenciales para el bienestar emocional del niño, adolescente y su familia. Es fundamental involucrar a los padres para extender el tratamiento al entorno familiar, para así poder fomentar a nivel familiar la comunicación abierta, empatía y crear un espacio donde los niños y adolescentes se sientan seguros para expresar sus emociones.
En muchas ocasiones, es necesario implementar estrategias de apoyo en el entorno escolar, donde la participación y coordinación con la escuela es clave para el proceso de recuperación.
En los casos que sea necesario, se combina el tratamiento psicoterapéutico con tratamiento psicofarmacológico, pautado por un psiquiatra infantojuvenil de forma personalizada y adecuado a la edad y etapa de desarrollo.
Cuando los síntomas son persistentes en el tiempo y empiezan a afectar al día a día, es de vital importancia la identificación precoz por parte de padres y profesores, para así buscar ayuda de un profesional especializado, para así realizar un diagnóstico y tratamiento precoz para reducir el impacto negativo futuro.
La Unidad de Paidopsiquiatría de Centro Médico Teknon
La Unidad de Paidopsiquiatría de Centro Médico Teknon responde a la actual necesidad de ofrecer un servicio de alta calidad diagnóstica y terapéutica en Salud Mental Infanto-Juvenil. Formada por un equipo profesional multidisciplinario integrado por especialistas en Psiquiatría y Psicología Clínica Infanto-Juvenil, cuyo objetivo es mejorar la salud mental en la infancia y la juventud, siempre teniendo en cuenta los retos cambiantes de la sociedad actual.