Güell Roviralta Mª Antonia
Fobia social o trastorno de ansiedad social
La fobia social va más allá de la timidez: es una trastorno real, no una forma de ser.
Según el manual para el diagnóstico de los trastornos mentales DSM IV, quien tiene fobia social presenta las siguientes características:
Temor acusado y persistente por una o más situaciones sociales o actuaciones en público en las que se ve expuesto a personas que no pertenecen al ámbito familiar o a la posible evaluación por parte de los demás. La persona teme actuar de un modo que sea humillante o embarazoso o bien mostrar síntomas de ansiedad.
Respuesta inmediata de ansiedad (palpitaciones, sudoración, temblor, sonrojamiento, boca seca, etc.), que puede tomar la forma de una crisis de angustia situacional o más o menos relacionada con una situación. Algunas de las situaciones más habitualmente temidas son el hablar en público, el iniciar y mantener una conversación o el ser observado mientras uno come, trabaja, etc.
Reconocimiento del temor como excesivo o irracional.
Evitación de situaciones sociales o actuaciones en público temidas o bien las experimenta con ansiedad o malestar intenso.
Los comportamientos de evitación, la anticipación ansiosa o el malestar que aparece en las situaciónes sociales o actuaciones en público temidas interfieren acusadamente con su rutina normal, con sus relaciones laborales, académicas o sociales, o bien producen un malestar clínicamente significativo.
La fobia social se puede limitar a una sola situación (tal como preguntar algo a la gente, comer o beber, escribir en una pizarra frente a los demás) o puede ser tan amplia (como en el caso de una fobia social generalizada) que la persona puede experimentar ansiedad en presencia de prácticamente cualquier persona que no sea de su familia.
¿Cuál es la causa de la fobia social?
Existen diferentes factores que pueden contribuir a la aparición de la fobia social. Entre los más importantes podemos señalar los siguientes:
- Factores biológicos y genéticos que determinan la forma general de responder, así como el propio temperamento.
- Factores ambientales, como las experiencias durante la infancia/adolescencia o las experiencias familiares (ser rechazado por su grupo social, burlas, etc.).
En cualquier caso, no es necesario saber cuándo empezó la ansiedad social para poder superarla. Son diversos procesos en forma de ciclo (círculo vicioso) los que mantienen el problema una vez que ha empezado. Aprender a romper estos círculos viciosos reduce la ansiedad y ayuda a las personas a mejorar su autoconfianza. Así que, aunque la persona haya sido siempre una persona tímida o haya tenido dificultades para conocer gente, o aunque haya sido rechazado o se hayan burlado de ella, puede aprender a enfrentarse de manera satisfactoria a las situaciones que le producen malestar.
¿Cuántas personas la sufren?
La fobia social afecta aproximadamente al 4,5% de la población adulta. Normalmente se inicia en la adolescencia.
No es extraño que quien padece esta fobia no consulte al médico por creer que es su forma de ser y, sin tratamiento, la fobia social puede complicarse con otros trastornos de ansiedad, depresión o abuso de sustancias como el alcohol (cuando la persona trata de automedicarse para su fobia) y persistir a lo largo de muchos años o toda la vida.
¿Cuál es el tratamiento de la fobia social?
El tratamiento psicológico de orientación cognitivo-conductual es el de primera elección cuando no hay otros trastornos asociados como una depresión . Este tratamiento tiene diferentes componentes:
- Psicoeducativo: se comparte con el paciente información general sobre el trastorno y se le ayuda a entender cuáles son los mecanismos que facilitan el mantenimiento de la sintomatología en cada caso concreto. También, cuáles son las estrategias terapéuticas más adecuadas y la manera en que estas se aplicarán en su tratamiento.
- Modificación de la manera de pensar (tratamiento cognitivo): se enseña al paciente a identificar los pensamientos negativos sobre sí mismo y sobre las reacciones de los demás, entender el impacto que estos pensamientos tienen a nivel emocional y conductual, cuestionar y modificar los pensamientos angustiantes acerca de la situación social temida y tomar conciencia de que se sobreestima la amenaza real y se infravalora la propia habilidad para manejar las situaciones sociales temidas.
- Modificación de conductas: se diseñan experiencias para poner a prueba, de manera gradual, la validez de los pensamientos negativos, comprobar si sus creencias son ciertas o no. En este proceso, también se expone al paciente a las situaciones evitadas y se le acompaña en el proceso de dejar a un lado las conductas de "seguridad" que no hacen más que reforzar el miedo social.
- Proporcionar estrategias para manejar la ansiedad, mejorar la autoconfianza y, si es necesario, las habilidades sociales.
Es frecuente la combinación del tratamiento psicológico y psicofarmacológico. Los fármacos pueden ser efectivos para controlar los síntomas mientras se realiza el tratamiento psicológico o bien cuando hay otros trastornos asociados como un trastorno depresivo o crisis de angustia. Los fármacos más utilizados son los inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (ISRS). Tienen efecto entre las cuatro y seis semanas de iniciado el tratamiento y han de tomarse por periodos no inferiores a seis meses para alcanzar un mínimo de estabilidad en los resultados. En ocasiones se puede recurrir a las benzodiacepinas y a los betabloqueantes. El tratamiento farmacológico ha de efectuarse siempre bajo prescripción y control médico.
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