Castro Domínguez Francisco

Los inhibidores de los puntos de control inmunitario, como ipilimumab (que se dirige a CTLA-4), nivolumab, pembrolizumab, cemiplimab (que se dirige a PD-1) y atezolizumab, avelumab y durvalumab (que se dirigen a PD-L1), son potentes fármacos de inmunoterapia que se utilizan para tratar diversos tipos de cáncer. Al potenciar la capacidad del sistema inmunitario para reconocer y destruir las células cancerosas, estos fármacos ofrecen importantes beneficios terapéuticos. Sin embargo, también pueden provocar efectos secundarios, ya que el sistema inmunitario puede atacar los tejidos sanos.

Los efectos secundarios reumatológicos más frecuentes de los inhibidores de los puntos de control inmunitario incluyen:

• Artralgia (dolor en las articulaciones): este es un efecto secundario común, ya que los pacientes suelen experimentar dolor en las manos, las rodillas, los hombros y otras articulaciones. Puede o no estar acompañado de hinchazón visible de las articulaciones.
• Artritis inflamatoria: se parece a afecciones como la artritis reumatoide, con hinchazón, calor y rigidez, especialmente por la mañana. Los síntomas pueden variar de leves a graves y, a menudo, afectan a varias articulaciones.
• Miositis (inflamación muscular): los pacientes pueden experimentar dolor muscular, sensibilidad y debilidad, lo que puede ser particularmente preocupante si interfiere con las funciones básicas, como estar de pie o levantar objetos.

Síntomas similares a la polimialgia reumática: estos síntomas incluyen dolor y rigidez en los hombros, el cuello y las caderas, que a menudo afectan las actividades diarias, como levantarse de la cama o ponerse de pie desde una posición sentada.

Vasculitis (inflamación de los vasos sanguíneos): este es un efecto secundario menos común pero grave en el que los vasos sanguíneos se inflaman, lo que puede provocar síntomas en varios órganos o tejidos.

Síndrome seco (sequedad de ojos y boca): también conocido como "síndrome de sequedad", puede afectar las membranas mucosas, lo que provoca sequedad en los ojos y la boca, lo que puede aumentar el riesgo de infecciones o problemas dentales.

Estos efectos secundarios surgen del mismo mecanismo que hace que los inhibidores de los puntos de control inmunitarios sean eficaces contra el cáncer. Los inhibidores de los puntos de control inmunitarios bloquean los puntos de control inmunitarios (en concreto, proteínas como CTLA-4, PD-1 y PD-L1), que suelen actuar como frenos del sistema inmunitario, impidiéndole atacar los tejidos normales. Al bloquear estos puntos de control, los inhibidores de los puntos de control inmunitarios mejoran la capacidad del sistema inmunitario para atacar las células cancerosas, pero también pueden hacer que el sistema inmunitario ataque por error a las células sanas, incluidas las de las articulaciones, los músculos y los tejidos conectivos. Esta actividad similar a la autoinmunitaria produce inflamación y dolor en el sistema musculoesquelético.