García Madrid César
Las varices son la manifestación externa de alteraciones en el aparato circulatorio producidas por el efecto de la bipedestación, es decir, por el hecho de que el hombre camine y permanezca tieso durante el día y a lo largo de su vida. Esta postura obliga al aparato circulatorio a hacer un sobreesfuerzo para conseguir que la sangre vuelva al corazón venciendo la fuerza de la gravedad y la circulación de retorno o venosa es especialmente dificultosa en las piernas.
Si una persona está sometida a largas horas trabajando de pie y en un espacio reducido, acabará, en un 60% de los casos, por presentar algún síntoma de insuficiencia venosa en los miembros inferiores. Es el caso común de las planchadoras, por ejemplo. El sedentarismo y la obesidad, así como la falta de ejercicio habitual dificultan, obviamente, el retorno venoso de las extremidades inferiores.
Pero la patología varicosa es también un hecho hereditario, y algunas personas están expuestas genéticamente a esta "herencia varicosa". La manifestación de los síntomas, en estos casos, aparece a una edad muy precoz.
La mujer padece mucho más que el hombre este tipo de trastornos porque influyen en ella factores: hormonales. Las hormonas femeninas provocan una debilidad de la pared venosa que puede inducir a una mayor dilatación de la misma. En las gestaciones, además del aumento hormonal ya sabido, existe un efecto mecánico de presión del útero, que ha aumentado de tamaño, sobre las grandes venas que conducen todo el retorno venoso de las piernas al corazón. Esta circunstancia provoca el consiguiente un sobreesfuerzo que se añade al exceso de peso soportado por las piernas durante el embarazo.
También los preparados hormonales destinados al control ovulatorio en la edad fértil, o aquéllos otros indicados para evitar la sintomatología propia de la menopausia colaboran en la aparición precoz de las varices.
En cuanto a las posibilidades de tratamiento, no existe un único método ni ninguna aplicación milagrosa que erradique esta patología. Pero, como siempre ocurre en medicina, lo fundamental es hacer una indicación terapéutica adecuada en función de los parámetros tales como la edad, el grado evolutivo de las varices, su localización, los factores hormonales o de riesgo, etc.
En el caso de que las dilataciones surgidas frecuentemente en los muslos de las mujeres que oscilan sobre los 40 años, denominadas "arañas de estrella" o "spiders", el método terapéutico, y no siempre satisfactorio, es la microesclerosis y/o la electrocoagulación.
Otras varices, de tipo anómalo como las varículas, y que no dependen directamente del sistema principal de las venas safenas, es tratado con esclerosis química transcutánea. Aunque es un método bastante eficaz, es imprescindible conocer y dominar su técnica y las posibles complicaciones que pudiera originar.
Y finalmente, en cuanto a la enfermedad varicosa evolutiva que afecta al sistema principal de las venas safenas, con insuficiencia valvular de las mismas, el tratamiento más eficaz es el quirúrgico, mediante el cual se extirpará todo el sistema varicoso y se propiciará la circulación por venas menores.
Pero como en cualquier patología y antes de llegar a ella, es importante tomar una serie de precauciones que aunque no eliminen el problema, ayudarán a prevenir posibles complicaciones. trataremos así de evitar el sedentarismo, de llevar una vida equilibrada y de realizar más ejercicio físico. Evitar también el aumento de peso, no sólo como problema estético, sino porque favorece la aparición de trastornos circulatorios, no utilizar piezas de ropa ajustadas y vigilar los trastornos hormonales.
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