Recursos tecnológicos y farmacológicos
La Unidad de Medicina y Cirugía Sin Sangre potencia y utiliza una serie de recursos tecnológicos y farmacológicos para llevar a cabo sus objetivos de ofrecer una atención médica con técnicas o procedimientos quirúrgicos actualmente ampliamente utilizados y que representan la mejor opción para aquellos pacientes que rechazan o quieren minimizar el uso de componentes sanguíneos, ya sea por sus necesidades, valores o creencias. Estos recursos incluyen una serie de técnicas que se caracterizan por ser lo menos invasivas posibles, recuperar o minimizar la sangre del lecho quirúrgico y/o favorecer la hemostasia.
- Técnicas quirúrgicas o diagnósticas
La utilización de una u otra técnica quirúrgica está condicionada por la patología del paciente, aconsejada por el cirujano y aceptada por el paciente.
Entre ellas podemos destacar:
- Técnicas endoscópicas
Acostumbran a ser poco invasivas. Son técnicas quirúrgicas utilizadas como primera elección que minimizan las pérdidas de sangre. Destacan:
- Laparoscopia. Esta técnica consiste en la introducción en la piel y tejidos de un sistema óptico flexible en la cavidad abdominal que mediante la iluminación permite captar imágenes de la zona a diagnosticar. Estas imágenes se visualizan en el monitor y permiten diagnosticar y tratar con la mayor precisión. Los procedimientos realizados pueden tener menor o mayor complejidad. Entre ellos destacamos las técnicas diagnósticas para determinar problemas abdominales o pélvico-ginecológicos (laparoscopias exploratorias), apendicitis, realización de biopsias, resección de vesícula biliar, histerectomías o cirugía del colon, etc.
- Artroscopia. Al igual que la laparoscopia, que utiliza un sistema óptico, la artroscopia es un procedimiento médico que utiliza un sistema óptico similar aunque de menor tamaño para poder observar el interior de las articulaciones. Como técnica quirúrgica permite resolver determinados problemas articulares sin necesidad de abrir la articulación, reduciendo los riesgos y permitiendo una recuperación mucho más rápida del paciente. La artroscopia está indicada como prueba complementaria en el proceso diagnóstico de problemas articulares y como técnica o procedimiento terapéutico. Se utiliza habitualmente en rodilla, hombro, codo, muñeca, cadera, pie y tobillo.
- Endoscopia de columna. La cirugía endoscópica de columna permite tratar de forma eficaz la hernia discal, con o sin compromiso neurológico, afectaciones como una estenosis del canal lumbar o una simple protrusión patológica de una parte del disco vertebral que puede provocar molestias al paciente al movilizarse hacia el exterior.
- Endoscopia digestiva. Esta técnica permite visualizar el tubo digestivo (gastroscopia o fibrogastroscopia) o el colon (colonoscopia) mediante la introducción de un sistema óptico en la zona. Las imágenes capturadas permiten elaborar y precisar un diagnóstico más preciso en aquellos casos en que existe un problema digestivo (tumores, malformaciones, sospecha de úlcera, etc.) y realizar técnicas terapéuticas.
- Láser
El láser es una técnica que emplea amplificación de la luz mediante emisión estimulada de radiación. Esta técnica permite realizar, dependiendo de sus características, cortes limpios en cirugía, menos sangrantes y de gran precisión.
En la actualidad hay múltiples procedimientos que se realizan con esta técnica: operaciones de próstata, hemorroidectomía, varices, intervenciones ginecológicas.
- Cirugía Robótica
El sistema quirúrgico da Vinci ofrece un sistema innovador quirúrgico que combina la eficacia de la cirugía abierta con un método mínimamente invasivo. Esta técnica permite realizar intervenciones complejas con la máxima precisión a través del robot da Vinci, que contiene cuatros brazos, de los cuales dos reproducen los movimientos del cirujano en tiempo real, lo que permite una mayor precisión y resultados óptimos, otro contiene una cámara que ofrece imágenes de la zona a intervenir y el cuarto es un soporte a los brazos que operan.
Este sistema ofrece un procedimiento mínimamente invasivo, menor riesgo de complicaciones, una estancia hospitalaria más corta y un tiempo de recuperación menor que con la cirugía convencional.
- Sistema Novalis
El Sistema Novalis es un sistema de radiocirugía y radioterapia que permite tratar los tumores de forma precisa mediante la combinación tecnologías avanzadas. La plataforma de radiocirugía Novalis ofrece el tratamiento no invasivo para una amplia gama de tumores malignos, sin dañar el tejido sano cercano ni involucrar a la cirugía tradicional.
- Radiología intervencionista
- Hemodinámica, Angiografía y neurointervencionismo. La hemodinámica permite realizar un estudio anatómico y funcional del corazón, centrándose en la dinámica y mecánica de la sangre en el interior de arterias y venas. Este estudio se realiza mediante la introducción de catéteres finos a través de las arterias (cateterismo cardíaco) y permite conocer con exactitud el estado de los vasos sanguíneos de todo el cuerpo y del corazón y actuar sobre ellos con la colocación de mallas o stents (angioplastia) para restablecer o mejorar el flujo sanguíneo cardíaco. Las intervenciones por cateterismo permiten elaborar un diagnóstico y tratamiento preciso de diversas enfermedades, no solo de origen cardíaco, sino también de origen vascular (angiografía). La angiografía permite estudiar el sistema vascular (arterias y venas) de forma invasiva y no invasiva según la técnica utilizada en cada caso. Asimismo, en el caso de patología vascular permite repararla mediante la colocación de endoprótesis (stents), balones inflables intraarteriales (angioplastias), todo ello sin necesidad de cirugía y sin transfusiones de sangre.
- PAAF (Puncion Aspirativa con Aguja Fina). Existen otros procedimientos que permiten minimizar las pérdidas de sangre y que han supuesto un gran avance en el diagnóstico y tratamiento de enfermedades. Son las PAAF (Puncion Aspirativa con Aguja Fina). Es un proceso percutáneo que se realiza a través de la piel, en el que mediante una aguja fina se realizan biopsias, drenajes de abscesos, etc. guiados por las diferentes técnicas radiológicas: escáner, mamografía, ecografía. Se realizan tanto en tórax, abdomen como en hueso.
- Ablación percutánea. La ablación percutánea de lesiones tumorales es otra de las novedosas técnicas que se pueden realizar dentro del entorno de la Unidad de Medicina y Cirugía sin sangre. Consiste en una técnica en la que se "queman" tumores primarios o metastáticos del hígado, pulmón o riñón. Mediante una sonda fina guiada por TC, se introduce una sonda o aguja fina en el núcleo de la lesión tumoral destruyéndola mediante radiofrecuencia o microondas.
Su médico le indicará cuál es la mejor opción en función de la patología o intervención prevista.
- Fase intraoperatoria
- Prevención del descenso de la temperatura. En el quirófano es habitual el descenso de la temperatura corporal del paciente. El descenso de la temperatura por debajo de los 36º tiene efectos sobre la capacidad de las plaquetas para detener el sangrado a nivel de los pequeños vasos sanguíneos. Por ello es importante que durante el acto operatorio se mantenga en valores normales la temperatura de los pacientes para evitar este efecto pernicioso; para ello se pueden utilizar mantas térmicas y el calentamiento previo de los sueros que se administran al paciente.
- Posición del paciente. El anestesista es especialmente cuidadoso en el momento de posicionar al paciente en la mesa de quirófano para que no se generen, por compresión, áreas de congestión venosa que condicionarían un mayor sangrado durante el acto operatorio.
- Recuperadores Intraoperatorios. En aquellas intervenciones en que se prevea un mayor riesgo de sangrado se dispondrá de la posibilidad de utilizar los recuperadores de sangre intraoperatorios. Estos aparatos funcionan aspirando el sangrado que se produce dentro del campo operatorio y la sangre es conducida a un reservorio especial, donde se lava y centrífuga para separarla de todos aquellos elementos que no puedan ser luego administrados por vía endovenosa (glóbulos de grasa, pequeños fragmentos de hueso o de tejido). La sangre recolectada, lavada y centrifugada es reinfundida al paciente, manteniendo siempre la continuidad del circuito. El sistema permite recuperar la sangre en el intraoperatorio y postoperatorio inmediato, pudiéndose reinfundir la sangre recuperada hasta un máximo posteriores a la intervención. Por ello esta técnica es admitida por aquellos pacientes que por motivos religiosos rechazan la administración de sangre. Existen diversos modelos de recuperadores intraoperatorios, adaptados al tipo de cirugía que se ha de realizar. En algunas ocasiones, por ejemplo, cuando la intervención quirúrgica se realiza sobre un territorio infectado, no es posible utilizar los sistemas de recuperación intraoperatoria.
- Administración de fármacos intraoperatorios. En las intervenciones de cirugía ortopédica con sangrado intraoperatorio considerable (prótesis de rodilla, de cadera, etc.) se ha demostrado que la administración de un fármaco denominado Acido Tranexámico reduce el sangrado quirúrgico en un 30%. El Ácido Tranexámico actúa inhibiendo la destrucción del coágulo que se forma de forma fisiológica para detener el sangrado.
- Hemodilución aguda normovolemica. La hemodilución normovolémica es una técnica simple y segura que se realiza en nuestro centro. La técnica consiste en la extracción de 1 a 3 unidades de sangre del paciente, a través de una vía arterial o venosa, hacia bolsas colectoras sanguíneas antes o después de la inducción anestésica, al mismo tiempo que se repone o se restaura el volumen circulante con coloide o cristaloides en la misma cantidad al volumen extraído. Las unidades de sangre extraídas se mantienen conectadas a otra vía venosa del paciente sin solución de continuidad, por ello aquellas personas que rechazan la transfusión de sangre por motivos religiosos pueden utilizar esta técnica. La hemodilución normovolémica solo se considera en aquellas intervenciones quirúrgicas en las cuales la pérdida estimada sanguínea se aproxima o puede superar los 1000-2000 ml. Requiere unas condiciones previas del paciente y unos niveles de hemoglobina preoperatoria de, al menos, 14 gramos/litro.
- Fase postoperatoria
En la fase postoperatoria de algunas intervenciones quirúrgicas su cirujano puede indicar la utilización de drenajes recuperadores si prevé que el sangrado en las primeras 6 horas del postoperatorio será superior a unos 500 ml.
Los drenajes recuperadores permiten aspirar el sangrado que se produce en el foco quirúrgico, filtrarla y recolectarla en una bolsa especial que contiene un elemento anticoagulante. Dentro de las primeras 5 horas del postoperatorio, según los protocolos internos de la Unidad, esta sangre filtrada puede administrarse al paciente para contribuir a la disminución del grado de anemia postoperatoria. El sistema se constituye en forma de circuito sin solución de continuidad con el paciente, por lo que su uso está generalmente aceptado por aquellos pacientes que por razones religiosas no admiten la transfusión de sangre autóloga.
Otras medidas dirigidas a la reducción del sangrado:
- Control de la Tensión Arterial. La hipertensión es un factor que condicionará un mayor sangrado postoperatorio, por ello es importante que ya desde el postoperatorio inmediato se administren al paciente los fármacos necesarios para mantener las cifras tensionales del paciente dentro de rangos normales.
- Analgesia. El dolor es un factor inductor de estrés y, por ello, por acción directa e indirecta (elevando la tensión arterial), es también un elemento potenciador del sangrado. El equipo médico se encargará de ajustar una pauta analgésica adecuada para conseguir un correcto control del dolor postoperatorio.
- Nauseas. Las nauseas, a través del aumento de la presión en el territorio venoso, son otro elemento que puede potenciar el sangrado postoperatorio. Por ello, de forma protocolizada, todos los pacientes sometidos a cirugía mayor reciben tratamiento farmacológico para evitar la aparición de nauseas y vómitos.
- ¿Qué es la anemia?
¿Qué es la anemia?
La hemoglobina es una proteína de las células rojas de la sangre (componente de los glóbulos rojos) que lleva el oxígeno a todas las partes del cuerpo. La anemia es la patología que se produce cuando el nivel de hemoglobina (Hb) es bajo o más bajo de lo normal, concretamente cuando su nivel es inferior a 13 gr/dL en el caso de los hombres, y de 12 en las mujeres.
Los síntomas que presenta la anemia son fatiga, intolerancia al ejercicio, dolor de cabeza, dificultades para respirar, taquicardia, mareos, náuseas, pérdida de peso, disminución de la libido y dificultad para mantener la atención.
Asimismo, la anemia puede ser un síntoma, es decir, una condición temporal consecuencia de otras condiciones de salud; o puede ser un problema crónico, derivada de alguna alteración permanente que curse con este déficit.
-Anemia ferropénica-
La anemia más habitual es la anemia ferropénica, que se produce cuando hay un déficit de hierro (Fe). Las principales causas del déficit pueden ser un incremento de su demanda (épocas de rápido crecimiento -infancia y adolescencia-), un aumento de las pérdidas (mujeres en edad fértil) o una ingesta inadecuada (malnutrición, mala absorción secundaria a patologías diversas como enfermedad inflamatoria intestinal o infección por Helicobacter Pylori, resecciones gástricas o interacciones farmacológicas -por ej. antiácidos-).
En estos casos, la anemia puede ser:
- Anemia leve. Las personas con anemia leve pueden no presentar síntomas o que estos sean leves.
- Anemia severa. Las personas con anemia severa pueden tener problemas que impidan llevar a cabo actividades habituales, sentirse cansado o, dependiendo del grado, pueden presentar dificultades para respirar.
Los estudios han demostrado que la anemia está presente en un porcentaje muy elevado de pacientes antes de una cirugía. Después de la cirugía, la anemia aumenta sobretodo en aquellos pacientes más frágiles o a quienes se les ha practicado una cirugía de alto riesgo o traumatológica.
- ¿Qué causa la anemia en pacientes de cirugía?
La anemia puede estar presente antes de la cirugía, especialmente en personas que padecen enfermedades crónicas u oncológicas, o que presentan mala absorción alimentaria, metrorragias importantes, deficiencia en la alimentación (personas de edad avanzada), úlceras gástricas, etc.
En el caso de los pacientes que ya se han sometido a una cirugía anteriormente, el sangrado operatorio durante el acto quirúrgico, la colección de sangre recogida por drenajes y las extracciones repetidas (en pacientes críticos) pueden agravar este nivel de anemia.
- Aunque no padezca anemia, ¿es posible que me traten con un tratamiento antianémico?
Sí, en la Unidad valoramos qué proceso médico, intervencionista o quirúrgico debe realizarse y si este conlleva un riesgo de sangrado bajo, medio o alto. Dependiendo de sus características personales, de su patología, de sus antecedentes y si realiza algún tratamiento médico, podemos ofrecerle la administración de algún complemento farmacológico para elevar su nivel de hemoglobina.
Es por este motivo que es importante contactar con la Unidad al menos 3-4 semanas antes de la intervención para diagnosticar y asegurar un nivel de hemoglobina óptimo antes de la intervención quirúrgica.
- ¿Cuáles son los efectos de la anemia no tratada en pacientes de cirugía?
Una anemia después de la cirugía se ha vinculado con un mayor riesgo de infección, dificultad de sutura en la herida quirúrgica, una necesidad mayor de asistencia respiratoria con ventilador y un mayor número de complicaciones frente a personas que no la padecen. Los pacientes con anemia severa acostumbran a ser candidatos a transfusiones de sangre, en algunos casos pudiendo alargar la estancia hospitalaria. Es por ello que se considera muy importante tratar y corregir la anemia antes de realizar la cirugía.
- ¿Qué tratamientos hay disponibles para ayudarme?
Hay distintos tratamientos posibles:
- Medicamentos que estimulan la producción de células rojas de la sangre (EPO o eritropoyetina) han sido aprobados para corregir la anemia antes de la cirugía y se ha demostrado su utilidad para reducir las transfusiones en pacientes anémicos cuya cirugía implica grandes cantidades de pérdida de sangre.
- Hierro, endovenoso u oral. Según su nivel de hemoglobina, su patología de base y la intervención a realizar, se le prescribirá uno u otro.
En algunas ocasiones es posible que se le prescriba algún complemento vitamínico (ácido fólico o Vit. B6 o B12) para realizar un aporte suplementario de estas vitaminas necesarias para la fabricación de glóbulos rojos. Asimismo, un aporte extra de vitamina C contribuirá a una mayor absorción del complemento de hierro administrado.
Estos medicamentos son más eficaces cuando se administran tres o cuatro semanas antes de la cirugía, por lo que es importante conocer si padece anemia lo antes posible. Su médico le ayudará a proporcionar el tratamiento más adecuado para usted, teniendo en cuenta las causas de la anemia y su nivel.