El cáncer de piel, el gran desconocido
Existen varios tipos de cáncer de piel, pero estadísticamente hay tres más frecuentes: el Carcinoma Basocelular, el Carcinoma Escamoso y el Melanoma.
El carcinoma Basocelular y Escamoso derivan de los queratinocitos y el melanoma deriva de los melanocitos, ambas células presentes en la piel. Afortunadamente, el más frecuente, es el que mejor pronóstico tiene. El carcinoma basocelular es el más frecuente, pero tiene bastante buen pronóstico en cambio el Melanoma es menos frecuente, y es el cáncer de piel más agresivo. Es curable si se detecta en las fases iniciales, pero tiene muchas más probabilidades de propagarse a otras partes del cuerpo.
¿Cuáles son las causas de su aparición?
Las causas de su aparición pueden ser variadas, pero la exposición al sol es uno de los factores principales.
El cáncer de piel también puede estar causado por factores hereditarios y las personas con piel y ojos claros también son más propensas a sufrirlo, ya que su piel es mucho más sensible a la exposición solar.
El 90% de los cánceres de piel se podrían evitar con:
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Fotoprotección
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Revisiones periódicas por un dermatólog@
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Autoexploración durante todo el año
¿Cuáles son los síntomas?
Una lesión que aparenta una herida, pero que no se cicatriza nunca, un bulto o nódulo nuevo que crece rápidamente, una rojez con costra, que dura más de 2 meses, nos tiene que alarmar.
En cuanto a manchas oscuras, y lunares se suele utilizar la guía del ABCDE
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Asimetría: a diferencia de los lunares benignos, los melanomas son asimétricos.
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Bordes: los bordes del melanoma son irregulares o poco definidos
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Color: mientras que los lunares benignos suelen ser de un único color, los malignos suelen mostrar distintas tonalidades.
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Diámetro: el melanoma suele presentar un diámetro superior a los lunares normales.
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Evolución: son lunares que cambian de forma con el paso del tiempo.
En caso de detectar cualquiera de estas señales, recomendamos ponerse en contacto inmediatamente con el dermatólogo.
¿Cómo nos podemos proteger?
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Utilizar un protector solar SPF 50 siempre, sobre todo cuando vayamos a exponernos a los rayos del sol, sobre todo en verano y repetir su aplicación cada 2 horas o bien después de cada baño.
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Evitar las exposiciones solares excesivas y discontinuas en el tiempo.
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Utilizar ropa protectora, gafas y gorra.
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Realizar autoexploraciones mínimo una vez al mes
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Evitar las cabinas de UVA
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Revisar la piel por un dermatólogo una vez al año