Instituto de Psicología Morgenstern
El Trastorno Dismórfico Corporal (TDC) se caracteriza por una preocupación excesiva ante defectos percibidos en la apariencia física, por lo que las personas que lo sufren se ven feos, poco atractivos e incluso "como un monstruo". Cualquier área del cuerpo puede ser el foco de preocupación, siendo las zonas más comunes:
- El pelo (p.ej. pérdida de densidad capilar, o excesivo vello facial o corporal).
- La piel (percepción de acné, cicatrices, arrugas, palidez, etc.).
- La nariz (por su tamaño o forma).
En respuesta a la preocupación por su apariencia física, la persona realiza conductas tales como comprobar de forma continua sus defectos percibidos en el espejo, dedicar un tiempo excesivo a prepararse o bien a disimular las partes que no le gustan (aplicando maquillaje, haciendo uso de sombreros o de una ropa determinada), comprar de forma compulsiva productos de belleza o recurriendo a tratamientos cosméticos. Las preocupaciones provocan un gran sufrimiento y consumen mucho tiempo. Debido a la vergüenza que sienten por su apariencia física y el miedo a que otras personas se fijen en su aspecto o se burlen de ellos, evitan muchas situaciones sociales, llegando incluso a no acudir a la escuela o el trabajo.
El trastorno dismórfico corporal es también común entre los varones. Las preocupaciones principales de éstos giran en torno a su piel, el cabello, los genitales y a que su cuerpo sea poco musculado (dismorfia muscular). Es por ello por lo que la mayoría acuden de forma compulsiva al gimnasio, realizando un levantamiento de pesas excesivo, usando esteroides anabolizantes androgénicos o sometiéndose a dietas estrictas.
El inicio de este trastorno suele ser antes de los 18 años, siendo la edad más frecuente de aparición a los 12-13 años. Sin embargo, este trastorno puede aparecer también en la edad adulta. Es común que el trastorno dismórfico corporal curse junto a otros trastornos como el trastorno depresivos mayor, la fobia social, el TOC y el trastorno por abuso de sustancias.
Si crees estar padeciendo esta sintomatología o conoces a alguien de tu entorno que la pueda estar sufriendo, en el Instituto de Psicología Morgenstern te podemos ayudar. Tras realizar una evaluación detallada de lo que te ocurre, diseñaremos un programa terapéutico a tu medida con el objetivo de reducir el sufrimiento provocado por el trastorno.