Instituto de Psicología Morgenstern
La Fobia Específica se caracteriza por una ansiedad o miedo intenso a un objeto o a una situación específica. En base al estímulo temido, se pueden clasificar en:
- Fobias al entorno natural: miedo a las alturas, al agua, a las tormentas, etc.
- Fobias a los animales: arañas, ratones, insectos, serpientes, cucarachas, perros, etc.
- Fobias situacionales: aviones, ascensores, lugares cerrados, etc.
- Otras fobias: a atragantarse (fagofobia), al vómito, a personajes disfrazados, etc.
- Fobias a Sangre-Inyección-Herida: dentro de esta categoría pueden existir distintos temores, tales como:
- miedo a la sangre
- miedo a las inyecciones y transfusiones
- miedo a una lesión u otra atención médica
Importante: Debido a que las personas con fobias a Sangre-Inyección-Herida muestran una tendencia a sufrir un síncope vagal (desmayo), el protocolo de tratamiento difiere del resto de intervenciones para las fobias.
La persona que sufre de una fobia específica intenta evitar o minimizar el contacto con los estímulos fóbicos. Esto conlleva muchas veces que organice su vida en torno a su fobia (p.ej. rechazar ofertas laborales relacionadas con viajar a causa de una fobia a volar, rechazar participar en actividades tales como el senderismo a causa del miedo a las alturas o rechazar ir al médico por miedo a las inyecciones).
El deterioro funcional aumenta con el número de objetos y situaciones temidas. Así, aquel individuo que teme a cinco objetos presenta una mayor probabilidad de sufrir un mayor deterioro en su desempeño psicosocial que aquel que únicamente teme una situación. Es común que las personas tengan múltiples fobias, siendo el promedio de tres objetos/situaciones temidas.
Con frecuencia la fobia se desarrolla tras haber sido expuesto a un acontecimiento traumático, (haber sido atacado por un animal, haber sufrido un atragantamiento, haber padecido un ataque de pánico en una situación específica que a partir de entonces se evita, etc.). Sin embargo, existen también otros motivos por los que se puede desarrollar una fobia. Así, por ejemplo, las fobias pueden ser aprendidas de nuestros cuidadores. Esto es, si observamos como nuestra madre expresa un miedo intenso ante el uso del ascensor, eligiendo subir siempre por las escaleras, se puede aprender como éste es un lugar peligroso y consecuentemente desarrollar una fobia al ascensor.
La mayoría de las fobias se desarrollan durante la infancia y la adolescencia, aunque pueden desarrollarse a cualquier edad. Así, por ejemplo, es frecuente el miedo a las caídas en las personas de edad avanzada, pudiendo reducir por ello su movilidad y produciendo un empeoramiento en su funcionamiento físico y social.
En el Instituto de Psicología Morgenstern podemos brindarte nuestro apoyo tanto en la detección como en la intervención de esta patología, proporcionándote estrategias que permitan reducir el miedo a la situación temida, así como facilitarte habilidades de afrontamiento para poder hacerle frente .