Castro Domínguez Francisco
La artritis idiopática juvenil (AIJ) es una enfermedad inflamatoria autoinmune crónica que afecta a niños y adolescentes menores de 16 años. Abarca un espectro de fenotipos con presentaciones clínicas, cursos de enfermedad y pronósticos variables.
La AIJ se clasifica en varios subtipos:
- AIJ oligoarticular (persistente o extendida): involucra cuatro o menos articulaciones (persistente si permanece así, extendida si involucra más articulaciones después de los primeros meses).
- AIJ poliarticular (factor reumatoide positivo o negativo): afecta a cinco o más articulaciones, con o sin factor reumatoide positivo.
- AIJ sistémica: se caracteriza por artritis con características sistémicas como fiebre, erupción cutánea, linfadenopatía, hepatomegalia o esplenomegalia.
- AIJ psoriásica: Artritis con psoriasis o antecedentes de psoriasis en el paciente o en un familiar de primer grado.
- Artritis relacionada con entesitis: inflamación en el sitio de inserción del tendón o ligamento en el hueso, con o sin artritis.
- Artritis indiferenciada: no encaja en ninguna de las categorías anteriores.
El diagnóstico implica una evaluación integral que incluye antecedentes médicos, examen físico, pruebas de laboratorio (p. ej., marcadores inflamatorios, factor reumatoide, anticuerpos contra el péptido citrulinado cíclico) y estudios de imágenes (p. ej., rayos X, ecografía, resonancia magnética). Es fundamental excluir otras causas de artritis infantil, como infecciones o tumores malignos.
El tratamiento básico tiene como objetivo aliviar el dolor, reducir la inflamación, preservar la función articular y mejorar la calidad de vida e incluye: medicamentos antiinflamatorios no esteroides para el dolor y la inflamación, inyecciones intraarticulares de corticosteroides para la inflamación articular localizada y fisioterapia y terapia ocupacional para mantener la movilidad y función de las articulaciones.
Puede ser necesario un tratamiento avanzado para pacientes con una respuesta inadecuada a las terapias básicas o una enfermedad grave. Las opciones incluyen:
- Medicamentos antirreumáticos modificadores de la enfermedad (FAME), como metotrexato, sulfasalazina o leflunomida, para suprimir la actividad de la enfermedad y prevenir el daño articular.
- Agentes biológicos que se dirigen a vías inflamatorias específicas, como inhibidores del factor de necrosis tumoral (TNF), bloqueadores del receptor de interleucina-6 (IL-6) o inhibidores de interleucina-1 (IL-1).
- Las visitas periódicas de seguimiento con un equipo multidisciplinario que incluya reumatólogos, pediatras, fisioterapeutas y terapeutas ocupacionales son esenciales para monitorear la actividad de la enfermedad, ajustar el tratamiento, manejar las complicaciones y abordar los aspectos psicosociales de la enfermedad.
El pronóstico de la AIJ varía según el subtipo, la actividad de la enfermedad, la respuesta al tratamiento y la presencia de complicaciones. Con un diagnóstico temprano, un tratamiento agresivo y una estrecha vigilancia, muchos niños con AIJ pueden lograr la remisión o una baja actividad de la enfermedad y llevar una vida normal.
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