Castro Domínguez Francisco
La artrosis de cadera es una condición degenerativa de la articulación de la cadera que puede causar dolor, rigidez e inflamación.
Origen:
El origen de la artrosis de cadera puede ser multifactorial y puede estar influenciado por varios factores. Algunas de las causas y factores de riesgo comunes incluyen:
- Desgaste natural: Con el envejecimiento, el cartílago que recubre la articulación de la cadera se desgasta gradualmente. Este desgaste natural del cartílago puede conducir al desarrollo de artrosis de cadera en personas de edad avanzada.
- Lesiones previas: Lesiones en la cadera, como fracturas de huesos o lesiones del cartílago articular, pueden aumentar el riesgo de desarrollar artrosis de cadera en el futuro. Las lesiones pueden alterar la estructura y función de la articulación de la cadera, lo que contribuye al desgaste del cartílago.
- Malformaciones estructurales: Anomalías estructurales de la cadera, como la displasia de cadera o la enfermedad de Legg-Calvé-Perthes, pueden predisponer a la artrosis de cadera. Estas condiciones pueden alterar la congruencia y estabilidad de la articulación, lo que aumenta la carga y el desgaste del cartílago.
- Sobrecarga y uso excesivo: Actividades físicas intensas, deportes de impacto o trabajos que involucran carga excesiva en la cadera pueden aumentar el riesgo de artrosis de cadera. La sobrecarga repetitiva y la tensión excesiva en la articulación de la cadera pueden dañar el cartílago y acelerar su desgaste.
- Factores genéticos: Algunos estudios sugieren que ciertos genes pueden predisponer a una persona a desarrollar artrosis de cadera. La genética puede influir en la estructura y función de los tejidos articulares, lo que puede aumentar el riesgo de desarrollar la enfermedad.
Diagnóstico:
El diagnóstico de la artrosis de cadera se basa en una evaluación clínica completa y en pruebas de diagnóstico. Algunos de los métodos utilizados para diagnosticar la artrosis de cadera incluyen:
- Historia clínica: El médico recopilará información sobre los síntomas del paciente, como dolor en la cadera, rigidez, limitación del movimiento y antecedentes médicos relevantes. También se indagará sobre posibles factores de riesgo, como lesiones previas o antecedentes familiares de artrosis.
- Examen físico: Durante el examen físico, el médico evaluará la movilidad de la cadera, la presencia de dolor, crepitación (ruido de fricción) y signos de deformidad o alteraciones en la marcha.
- Radiografías: Las radiografías son una herramienta de diagnóstico fundamental para evaluar la artrosis de cadera. Las imágenes radiográficas pueden mostrar signos característicos de la enfermedad, como el estrechamiento del espacio articular, la formación de osteofitos (espolones óseos) y la deformidad articular. Las radiografías también pueden ayudar a descartar otras condiciones que puedan causar síntomas similares.
- Resonancia magnética (RM): En algunos casos, se puede utilizar la resonancia magnética para obtener imágenes más detalladas de los tejidos blandos de la cadera, como el cartílago y los ligamentos. La RM puede proporcionar información adicional sobre el grado de daño en la articulación y ayudar a descartar otras patologías.
- Ecografía: Aunque la radiografía y la resonancia magnética son las pruebas de imagen más comunes para el diagnóstico de la artrosis de cadera, la ecografía también puede desempeñar un papel en la evaluación de la articulación. La ecografía puede ayudar a evaluar el espesor del cartílago, la presencia de líquido sinovial (derrame articular) y la estructura de los tejidos blandos.
Fenotipos:
- Artrosis primaria vs. secundaria: Esta clasificación se basa en la causa subyacente de la artrosis de cadera. La artrosis primaria se refiere a la enfermedad degenerativa que ocurre debido al desgaste natural de la articulación con la edad. La artrosis secundaria se produce como resultado de lesiones, enfermedades o anomalías estructurales preexistentes de la cadera, como displasia de cadera, artritis reumatoide u otras condiciones.
- Fenotipo inflamatorio: Algunos pacientes con artrosis de cadera pueden presentar signos y síntomas de inflamación en la articulación, como hinchazón, calor y enrojecimiento.
- Fenotipo mecánico: Este fenotipo se caracteriza por factores mecánicos, como la biomecánica alterada de la articulación de la cadera, la presencia de osteofitos y la distribución asimétrica del desgaste articular.
Tratamiento:
El tratamiento de la artrosis de cadera tiene como objetivo aliviar los síntomas, mejorar la función y retrasar la progresión de la enfermedad. Los enfoques de tratamiento pueden variar según la gravedad de los síntomas y la afectación de la articulación.
Manejo conservador:
- Medicamentos analgésicos y antiinflamatorios: Se pueden recetar medicamentos como paracetamol, AINEs (antiinflamatorios no esteroideos) para controlar el dolor y reducir la inflamación.
- Terapia física: La fisioterapia puede incluir ejercicios de fortalecimiento y estiramiento, así como modalidades físicas como la terapia con calor o frío para mejorar la movilidad y la fuerza de la cadera.
- Pérdida de peso: Si el paciente tiene sobrepeso u obesidad, perder peso puede aliviar la carga en la articulación de la cadera y reducir el estrés sobre ella.
- Infiltraciones intraarticulares: Se pueden realizar inyecciones de corticosteroides en la articulación de la cadera para reducir la inflamación y el dolor. Estas infiltraciones pueden proporcionar un alivio temporal de los síntomas, pero no son una solución a largo plazo.
Tratamiento quirúrgico:
- Artroplastia de cadera: En casos de artrosis de cadera avanzada y con síntomas graves, puede considerarse la cirugía de reemplazo de cadera. Esta opción implica la eliminación de la articulación dañada y su reemplazo por una prótesis artificial.
- Osteotomía: En algunos casos, especialmente en pacientes jóvenes con deformidades o malformaciones específicas, se puede realizar una osteotomía para reposicionar o realinear la articulación y aliviar los síntomas.
- Cirugía artroscópica: En casos selectivos, la cirugía artroscópica puede utilizarse para tratar ciertas condiciones asociadas con la artrosis de cadera, como la lesión del labrum o la remoción de cuerpos libres intraarticulares.
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