¿Qué es la dermatomiositis? ¿Cómo se diagnostica y cómo se trata?

La dermatomiositis es una rara enfermedad autoinmune del tejido conectivo caracterizada por inflamación de los músculos y la piel. Cae dentro de la categoría de miopatías inflamatorias idiopáticas, un grupo de trastornos que implican inflamación muscular crónica. La dermatomiositis afecta principalmente a los músculos proximales al tronco, lo que provoca debilidad muscular y se asocia con manifestaciones cutáneas distintivas.

Características clínicas:

Debilidad muscular: debilidad de los músculos proximales, que a menudo afecta los músculos de los hombros, las caderas y los muslos.

Cambios en la piel:

  • Pápulas de Gottron: Pápulas planas o elevadas de color púrpura rojizo en los nudillos.
  • Erupción en heliotropo: erupción violeta o rojiza en los párpados superiores.
  • Signo de Gottron: Manchas rojizas sobre las articulaciones, especialmente los nudillos.
  • Eritema: eritema cutáneo generalizado o erupción en áreas expuestas al sol.


Criterios de diagnóstico:

El diagnóstico de dermatomiositis se basa en una combinación de hallazgos clínicos, de laboratorio e histopatológicos. Los criterios de diagnóstico incluyen erupciones cutáneas características, debilidad muscular, enzimas musculares elevadas (como la creatina quinasa) y hallazgos específicos en la biopsia muscular.

Tratamiento:

El tratamiento de la dermatomiositis tiene como objetivo controlar la inflamación, controlar los síntomas y mejorar la función general. Por lo general, implica un enfoque multidisciplinario y los tratamientos pueden incluir:

Corticosteroides: los corticosteroides en dosis altas suelen ser el tratamiento inicial para suprimir la inflamación. Una vez controlados los síntomas, la dosis se reduce gradualmente.

Medicamentos inmunosupresores: se pueden usar medicamentos inmunosupresores complementarios, como metotrexato, azatioprina, micofenolato de mofetilo o inhibidores de la calcineurina, para reducir la dependencia de los corticosteroides y controlar la respuesta autoinmune.

Biológicos:

En los casos que no responden a los tratamientos convencionales, se pueden considerar agentes biológicos como el rituximab, que actúan sobre vías inmunitarias específicas.

Fisioterapia: la fisioterapia es esencial para mantener la fuerza, la flexibilidad y la función de los músculos.

Protección solar: Las medidas de protección solar, incluido protector solar y ropa protectora, son cruciales para controlar las manifestaciones cutáneas fotosensibles.

Tratamientos tópicos: se pueden emplear corticosteroides tópicos u otras terapias dirigidas a la piel para la afectación de la piel.

Manejo de la disfagia: si hay disfagia (dificultad para tragar), se pueden recomendar modificaciones en la dieta y terapia del habla.

Es importante el monitoreo regular de la actividad de la enfermedad, las enzimas musculares y los posibles efectos secundarios de los medicamentos.

Los planes de tratamiento se individualizan según la gravedad de los síntomas, el grado de afectación de los músculos y la piel y la salud general del paciente. El diagnóstico temprano y el inicio del tratamiento son cruciales para mejorar los resultados y prevenir las complicaciones asociadas con la inflamación crónica y la debilidad muscular.