Castro Domínguez Francisco
El desgarro de menisco es una de las lesiones de rodilla más comunes, especialmente entre deportistas y personas activas. El menisco es una pieza de cartílago en forma de medialuna en la rodilla que amortigua y estabiliza la articulación, proporcionando una superficie lisa para que el fémur y la tibia se muevan uno contra el otro. El daño al menisco puede causar un malestar significativo y limitar la movilidad.
¿Cómo se producen los desgarros de menisco?
El menisco es propenso a lesionarse debido a su ubicación y función. Los desgarros de menisco generalmente ocurren en dos contextos principales:
Lesiones agudas:
Suelen observarse en personas más jóvenes y activas y, por lo general, ocurren como resultado de un traumatismo. Los desgarros de menisco son comunes en deportes que implican torsiones, giros o paradas repentinas, como el fútbol, el baloncesto y el esquí. Un menisco puede desgarrarse cuando la rodilla se tuerce con fuerza mientras el pie está plantado en el suelo, a menudo durante un pivote o un cambio brusco de dirección. Las lesiones de alto impacto, como un golpe directo en la rodilla, también pueden provocar desgarros de menisco.
Lesiones degenerativas:
Con la edad, el menisco se debilita naturalmente y se vuelve más propenso a desgarrarse incluso con movimientos menores o actividades cotidianas simples, como ponerse en cuclillas o dar un paso hacia abajo. Los desgarros degenerativos de menisco son más comunes en adultos mayores y a menudo se asocian con el desgaste relacionado con la edad. Las personas con osteoartritis, una afección que causa la degradación del cartílago de las articulaciones, pueden tener un mayor riesgo de sufrir desgarros degenerativos de menisco.
Tipos de desgarros de menisco
Los desgarros de menisco varían en tipo y gravedad, lo que puede influir en las opciones de tratamiento y los resultados. Los tipos comunes de desgarros de menisco incluyen:
- Desgarro radial: este es uno de los tipos más comunes, se produce a lo largo del borde interno del menisco y se extiende hacia afuera. Los desgarros radiales generalmente no son reparables, ya que comprometen la estructura del menisco.
- Desgarro horizontal: este tipo de desgarro se produce paralelo a la superficie plana del menisco. Los desgarros horizontales pueden dar lugar a un colgajo de tejido, a veces llamado "desgarro de colgajo". Según la ubicación y la estabilidad, algunos desgarros horizontales pueden ser adecuados para su reparación.
- Desgarro en asa de balde: se trata de un desgarro grande y vertical que hace que una parte del menisco se desplace hacia la articulación de la rodilla, similar a un asa. Este desgarro puede bloquear la rodilla en una posición doblada y, a menudo, requiere una intervención quirúrgica.
- Desgarro complejo: los desgarros complejos implican múltiples patrones, como una combinación de desgarros radiales y horizontales, y suelen ser más difíciles de reparar.
- Desgarro de colgajo: en este tipo, una parte del menisco se desplaza pero permanece adherida, lo que crea un colgajo. Puede causar síntomas mecánicos como el atrapamiento o el bloqueo de la rodilla.
- Desgarro degenerativo: a menudo se observan en adultos mayores, estos desgarros generalmente son deshilachados e irregulares, como resultado del desgaste gradual con el tiempo. Pueden producir o no síntomas significativos.
¿Cómo saber si tiene una lesión de menisco?
Los desgarros de menisco pueden causar una variedad de síntomas, que pueden variar según la gravedad y el tipo de desgarro.
El dolor suele localizarse en el lateral o la parte posterior de la rodilla. El dolor puede intensificarse con movimientos de torsión, sentadillas o rotación. Los desgarros degenerativos pueden causar un dolor más constante, mientras que los desgarros traumáticos pueden provocar un dolor agudo y repentino.
La hinchazón alrededor de la articulación de la rodilla es común y puede aparecer en cuestión de horas después de una lesión aguda o gradualmente en el caso de los desgarros degenerativos.
Un trozo desgarrado del menisco puede quedar atrapado entre las partes móviles de la articulación de la rodilla, lo que provoca un bloqueo, un enganche o una sensación de que la rodilla está "atascada".
Los desgarros de menisco pueden restringir el movimiento de la rodilla, lo que dificulta doblarla o estirarla por completo.
Puede sentir que la rodilla está inestable o que podría "ceder" al caminar o poner peso sobre ella.
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