Castro Domínguez Francisco

Etiología:

• Escoliosis idiopática: la forma primaria, que generalmente se presenta durante la adolescencia, se caracteriza por una curvatura lateral de la columna sin una causa identificable. Las investigaciones actuales sugieren una etiología multifactorial que involucra predisposición genética, patrones de crecimiento anormales de la columna y factores neurosensoriales.
• Escoliosis Congénita: Surge de malformaciones vertebrales presentes al nacer, resultantes de alteraciones en el desarrollo embrionario. Puede implicar segmentación, formación o fusión vertebral anormal.
• Escoliosis neuromuscular: Ocurre secundaria a trastornos neuromusculares como parálisis cerebral, atrofia muscular espinal o distrofia muscular. El desequilibrio muscular, la debilidad y el control neuromotor deteriorado contribuyen a la deformidad de la columna.
• Escoliosis degenerativa: se desarrolla más adelante en la vida debido a cambios en la columna relacionados con la edad, incluida la degeneración del disco, la artritis de las articulaciones facetarias y la osteoporosis vertebral. La pérdida de alineación y estabilidad de la columna conduce a la progresión de la curvatura.
• Escoliosis traumática: Resulta de un traumatismo o lesión de la columna, que causa anomalías estructurales y posterior curvatura. Las fracturas, dislocaciones o lesiones de ligamentos pueden alterar la integridad y la alineación de la columna.

Síntomas:

• Postura asimétrica: curvatura lateral observable de la columna, a menudo evidenciada por una joroba costal prominente o una discrepancia en la altura de los hombros.
• Dolor de espalda: común, especialmente en adolescentes con escoliosis idiopática, atribuido a tensión muscular, asimetría espinal y biomecánica alterada.
• Limitaciones funcionales: movilidad, resistencia y equilibrio reducidos debido a la deformidad de la columna y los desequilibrios musculoesqueléticos asociados.
• Compromiso respiratorio: la curvatura severa puede afectar el volumen de la cavidad torácica, perjudicando la expansión pulmonar y la ventilación.
• Déficits neurológicos: en casos de escoliosis congénita o neuromuscular, los síntomas pueden incluir déficits sensoriales o motores, disfunción intestinal o vesical y anomalías en la marcha.

Diagnóstico:

• Examen físico: evaluación de la alineación de la columna, la simetría del hombro y la pelvis y la rotación del tronco mediante la prueba de flexión hacia adelante de Adam.
• Evaluación radiográfica: las radiografías anteroposterior y lateral en bipedestación proporcionan una visualización detallada de la curvatura de la columna, la morfología vertebral y las deformidades asociadas. El método del ángulo de Cobb cuantifica la magnitud de la curvatura.
• Evaluación neurológica: en la escoliosis neuromuscular, la evaluación de las condiciones neurológicas subyacentes y los déficits funcionales es esencial.
• Imágenes por resonancia magnética o tomografía computarizada: reservadas para evaluar anomalías congénitas, anomalías de la médula espinal o compresión neural en casos seleccionados.

Tratamiento:

• Observación: Monitoreo regular de la progresión de la curvatura en casos leves, con evaluaciones clínicas y radiográficas periódicas.
• Ortesis: Ortesis diseñadas a medida prescritas para adolescentes con escoliosis idiopática moderada para detener la progresión durante los períodos de crecimiento acelerado. El tipo de aparato ortopédico, la duración y el cumplimiento son determinantes críticos de la eficacia.
• Fisioterapia: los programas de ejercicio individualizados que se centran en la estabilización central, la flexibilidad y la conciencia postural pueden mejorar el equilibrio muscular y la capacidad funcional.
• Intervención quirúrgica: Reservada para curvatura severa o progresiva refractaria a medidas conservadoras, la fusión espinal con instrumentación tiene como objetivo corregir la deformidad, restaurar la alineación de la columna y estabilizar la columna.

Pronóstico:

El pronóstico varía según el tipo de escoliosis, la gravedad, la madurez esquelética y la respuesta al tratamiento.

La detección e intervención tempranas optimizan los resultados, minimizando la progresión de la curvatura y el deterioro funcional.

El seguimiento a largo plazo es crucial para monitorear el crecimiento de la columna, evaluar la eficacia del tratamiento y controlar las posibles complicaciones, incluida la degeneración del segmento adyacente.