Hiperostosis anquilosante vertebral, Hiperostosis esquelética idiopática difusa (DISH) o Síndrome de Forestier-Rotes-Querol: ¿Cuáles son las causas, el diagnóstico y el tratamiento?

La hiperostosis anquilosante vertebral, también conocida como enfermedad de Forestier o síndrome de Forestier-Rotes-Querol, es una enfermedad caracterizada por la formación anormal de tejido óseo en las vértebras de la columna vertebral, lo que puede llevar a la pérdida de movilidad y rigidez.


Causas:

La causa exacta de la hiperostosis anquilosante vertebral no se comprende completamente, pero se cree que involucra una combinación de factores genéticos y ambientales. Algunos de los factores que se han asociado con la enfermedad incluyen la edad avanzada, la obesidad, la diabetes y la predisposición genética. La formación excesiva de tejido óseo en las vértebras es una característica distintiva de esta afección.


Diagnóstico:

El diagnóstico de la hiperostosis anquilosante vertebral implica varios pasos:

  • Evaluación clínica: El médico recopila información sobre los síntomas del paciente, como dolor y rigidez en la espalda, y realiza un examen físico.
  • Radiografías: Las radiografías de la columna vertebral son una herramienta clave para el diagnóstico. Muestran la formación de hueso adicional en las vértebras y la anquilosis (fusión) de las articulaciones espinales.
  • Tomografía computarizada (TC) o resonancia magnética (RM): Estas pruebas de imagen pueden proporcionar una visión más detallada de la columna vertebral y ayudar a evaluar la extensión de la enfermedad.
  • Análisis de sangre: Aunque no hay una prueba de sangre específica para la hiperostosis anquilosante vertebral, los análisis de sangre pueden ayudar a descartar otras enfermedades que pueden causar síntomas similares.

Tratamiento:

El tratamiento de la hiperostosis anquilosante vertebral se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida del paciente. Las opciones de tratamiento pueden incluir:

  • Medicamentos: Los analgésicos, los antiinflamatorios no esteroides (AINE) y otros medicamentos pueden ayudar a reducir el dolor y la inflamación.
  • Fisioterapia: La fisioterapia es importante para mantener la movilidad de la columna vertebral y fortalecer los músculos.
  • Terapia ocupacional: Un terapeuta ocupacional puede enseñar técnicas y estrategias para llevar a cabo las actividades diarias con mayor facilidad.
  • Modificaciones en el estilo de vida: Mantener un peso saludable y llevar un estilo de vida activo puede ser beneficioso para el manejo de la enfermedad.
  • Cirugía: En casos graves o cuando la enfermedad comprime la médula espinal, puede considerarse la cirugía para aliviar la presión.