¿Por qué los inhibidores de la aromatasa (anastrozol o letrozol) causan dolor articular?

Si está recibiendo tratamiento para el cáncer de mama con inhibidores de la aromatasa, como anastrozol o letrozol, puede experimentar dolor o rigidez en las articulaciones. Esto se conoce como "artralgia asociada a inhibidores de la aromatasa" y es un efecto secundario común. Si bien estos medicamentos desempeñan un papel crucial en la reducción del riesgo de recurrencia del cáncer, el malestar puede afectar la calidad de vida, por lo que es importante comprender por qué ocurre y cómo manejarlo de manera eficaz.


Los inhibidores de la aromatasa funcionan bloqueando la enzima aromatasa, que es responsable de convertir los andrógenos en estrógeno en mujeres posmenopáusicas. Al reducir los niveles de estrógeno, los inhibidores de la aromatasa reducen el estímulo de crecimiento para los cánceres de mama con receptores de estrógeno positivos. Sin embargo, el estrógeno también es esencial para la salud de las articulaciones y los huesos.


No se conocen con exactitud las razones por las que los inhibidores de la aromatasa provocan dolor y rigidez en las articulaciones, pero existen varias teorías:

  • Reducción del impacto del estrógeno: el estrógeno ayuda a mantener el equilibrio de la inflamación en el cuerpo y contribuye a la salud del cartílago y el tejido conectivo de las articulaciones. Los niveles más bajos de estrógeno de los inhibidores de la aromatasa pueden aumentar la inflamación, lo que provoca dolor y rigidez en las articulaciones.
  • Cambios en el líquido sinovial: el estrógeno también ayuda a mantener la lubricación en las articulaciones. La reducción del estrógeno puede provocar una menor cantidad de líquido sinovial, lo que provoca rigidez y malestar.
  • Sensibilidad del sistema nervioso: algunos estudios sugieren que los niveles más bajos de estrógeno pueden hacer que los receptores del dolor del cuerpo sean más sensibles, lo que provoca una mayor respuesta al dolor en las articulaciones.

El dolor articular relacionado con los inhibidores de la aromatasa suele comenzar unos meses después de comenzar el tratamiento, aunque puede aparecer en cualquier momento durante la terapia. En algunas personas, los síntomas son leves, mientras que en otras pueden ser más pronunciados y afectar los dedos, las muñecas, las rodillas, las caderas y otras articulaciones. Los pacientes suelen informar que la rigidez es peor por la mañana o después de períodos de inactividad.


Si bien es más probable que los síntomas articulares aparezcan al principio del tratamiento, pueden mejorar con el tiempo, aunque esto varía de persona a persona.


La duración del dolor articular puede variar. Algunos pacientes pueden experimentar alivio con el tiempo a medida que su cuerpo se adapta a la medicación. Sin embargo, para otros, los síntomas pueden persistir mientras estén tomando los inhibidores de la aromatasa. En algunos casos, los síntomas pueden persistir incluso después de suspender la medicación, pero generalmente disminuyen en intensidad con el tiempo.