Castro Domínguez Francisco
La metatarsalgia es una afección médica caracterizada por dolor e inflamación en la región metatarsiana del pie, que es el área justo antes de los dedos.
Síntomas:
Dolor: el síntoma principal de la metatarsalgia es el dolor en la planta del pie. El dolor a menudo se describe como una sensación de ardor o dolor y puede ser agudo o sordo.
Hinchazón: Puede haber hinchazón e inflamación del área afectada.
Sensibilidad: Las cabezas de los metatarsianos, particularmente del segundo al cuarto metatarsiano, pueden ser sensibles al tacto.
Malestar al soportar peso: el dolor generalmente se agrava al estar de pie, caminar o correr, especialmente cuando se usan zapatos ajustados o de tacón alto.
Callos o callos: con el tiempo, pueden desarrollarse callos o callos en las plantas de los pies en respuesta al aumento de presión y fricción.
Causas:
Presión excesiva: las actividades de alto impacto, el calzado inadecuado o la carga excesiva de peso pueden ejercer una presión excesiva sobre las cabezas de los metatarsianos.
Deformidades del pie: afecciones como juanetes, dedos en martillo o arcos altos pueden redistribuir el peso de manera desigual en las cabezas de los metatarsianos.
Calzado inadecuado: Los zapatos estrechos o que no calzan bien pueden forzar la unión de los huesos metatarsianos, lo que aumenta la presión.
Uso excesivo y estrés repetitivo: los atletas, especialmente los corredores, son susceptibles a la metatarsalgia debido al estrés repetitivo en el antepié.
Trauma: una lesión directa o una fractura por estrés en uno de los huesos metatarsianos puede provocar metatarsalgia.
Diagnóstico:
Evaluación clínica: un proveedor de atención médica realizará un examen físico, evaluará el pie afectado, evaluará la marcha del paciente y preguntará sobre los síntomas y las posibles causas.
Estudios de imagen:
Radiografías: se pueden tomar radiografías para descartar otras causas de dolor en el pie, como fracturas por estrés o anomalías óseas.
Imágenes por resonancia magnética (MRI): en algunos casos, se puede recomendar una MRI para evaluar la afectación de los tejidos blandos.
Tratamiento:
Tratamiento conservador:
Descanso: Reducir o modificar las actividades con carga de peso para aliviar la presión sobre la zona afectada.
Modificación del calzado: elegir zapatos con soporte y amortiguación adecuados para el arco y evitar tacones altos o zapatos ajustados.
Ortesis: Los soportes o plantillas para el arco personalizados o de venta libre pueden redistribuir la presión sobre las cabezas de los metatarsianos.
Acolchado: Las almohadillas o cojines metatarsianos pueden brindar apoyo adicional y reducir la presión.
Hielo: Aplicar hielo en el área afectada puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor.
Medicamentos: Se pueden recomendar medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINE) para controlar el dolor y la inflamación.
Fisioterapia: un fisioterapeuta puede proporcionar ejercicios para fortalecer los músculos del pie y mejorar el equilibrio.
Inyecciones de corticosteroides: en casos de dolor e inflamación intensos, se pueden considerar las inyecciones de corticosteroides.
Intervenciones quirúrgicas: la cirugía generalmente se reserva para casos que no responden a tratamientos conservadores y puede implicar procedimientos para realinear huesos, corregir deformidades o eliminar tejido dañado.
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