Castro Domínguez Francisco
La polimiositis es una miopatía inflamatoria autoinmune poco común caracterizada por una inflamación crónica de los músculos esqueléticos, que provoca debilidad muscular y fatiga. Se considera una de las miopatías inflamatorias idiopáticas, un grupo de trastornos que implican que el sistema inmunológico ataque los propios músculos del cuerpo.
Características clínicas:
- Debilidad muscular: debilidad progresiva y simétrica, que generalmente afecta los músculos proximales (hombros, caderas, muslos).
- Dificultad para tragar (disfagia): en algunos casos, puede haber afectación de los músculos responsables de la deglución.
- Fatiga: La fatiga generalizada y el malestar son comunes.
- Enzimas musculares elevadas: los análisis de sangre a menudo muestran niveles elevados de enzimas musculares, como la creatina quinasa (CK), lo que indica daño muscular.
Proceso de diagnóstico:
El diagnóstico de polimiositis implica un enfoque integral, que combina evaluación clínica, pruebas de laboratorio, electromiografía (EMG), biopsia muscular y, en ocasiones, estudios de imagen.
Evaluación clínica:
Un examen exhaustivo para evaluar la fuerza muscular, la función articular y la presencia de síntomas asociados.
Identificación de patrones característicos de afectación muscular mediante exploración física.
Pruebas de laboratorio:
Creatina quinasa (CK): niveles elevados de CK en la sangre, lo que indica inflamación muscular.
Anticuerpos específicos de miositis y asociados a miositis: los análisis de sangre pueden revelar anticuerpos específicos asociados con miopatías inflamatorias.
Electromiografía (EMG):
La EMG mide la actividad eléctrica de los músculos y puede ayudar a identificar patrones anormales compatibles con la miopatía.
Biopsia muscular:
Una biopsia muscular suele considerarse una herramienta de diagnóstico definitiva. Consiste en extraer una pequeña muestra de tejido muscular para su examen microscópico, revelando signos característicos de inflamación.
Estudios de imagen:
Se pueden utilizar imágenes por resonancia magnética (MRI) para visualizar la inflamación muscular.
Tratamiento:
El tratamiento de la polimiositis tiene como objetivo suprimir la respuesta inflamatoria y controlar los síntomas. Las estrategias de tratamiento pueden incluir:
Corticosteroides (prednisona): a menudo se inician dosis altas de corticosteroides, como la prednisona, para reducir la inflamación. La dosis se reduce gradualmente según la respuesta del paciente.
Medicamentos inmunosupresores: se pueden usar medicamentos inmunosupresores adicionales, como metotrexato, azatioprina, micofenolato de mofetilo o inhibidores de la calcineurina, para reducir la dependencia de los corticosteroides.
Productos biológicos: se pueden considerar agentes biológicos, particularmente rituximab, en casos refractarios a los tratamientos convencionales.
Fisioterapia: la fisioterapia juega un papel crucial en el mantenimiento de la fuerza, la flexibilidad y la función de los músculos.
Es esencial realizar un seguimiento regular de las enzimas musculares, los síntomas y los posibles efectos secundarios de los medicamentos.
El enfoque del tratamiento se individualiza según la gravedad de los síntomas, la respuesta a los medicamentos y la salud general del paciente. Por lo general, se requiere supervisión y tratamiento médicos continuos para las personas con polimiositis. El diagnóstico y la intervención tempranos contribuyen a mejores resultados y a una mejor calidad de vida.
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