Latorre Raez Joan Enric
La patología venosa de miembros inferiores es hoy en día una de las patologías más prevalentes que podemos encontrar en la población general.
Las enfermedades venosas aparecen de forma aguda o se manifiestan igualmente de forma crónica. En la mayoría de ocasiones, la enfermedad aguda se cronifica y es por ello que podemos considerar que el paciente portador de esta patología va a ser ‘acompañado' por ella durante toda su vida, a pesar de que la profilaxis y el tratamiento puedan disminuir o en algunos casos hacer desaparecer temporalmente la sintomatología clínica. De esta manera, dejando aparte las manifestaciones agudas de la enfermedad (tromboflebitis, trombosis venosas profundas, varicoflebitis, etc), hacemos hincapié en el diagnóstico y tratamiento de todos los síntomas y signos que aparecen en lo que denominamos la insuficiencia venosa crónica (IVC).
La factura social que representa la patología venosa crónica (en forma de lo que llamamos secuelas postrombóticas) es muy elevada. Por ello, deberá considerarse por parte del médico que cualquier tratamiento farmacológico o quirúrgico que se lleve a cabo ha de guardar criterios de eficiencia económica, ya que serán terapéuticas en muchas ocasiones provisionales que tendrán posiblemente que repetirse en un futuro.
Cabría reseñar también que debido al carácter crónico de la enfermedad venosa, los pacientes, por iniciativa propia suelen automedicarse o como mínimo tomar la medicación en períodos de tiempo que no son los más indicados en cuanto a duración y estacionalidad. Es nuestra función vigilar que estas conductas sean las más apropiadas para lograr una mayor efectividad de los tratamientos.
- ¿Se pueden prevenir las varices?
No se puede decir que haya un sistema seguro para evitar las varices, porque, como hemos mencionado, en su aparición pueden influir una cierta predisposición genética, factores hormonales, etc.
Tampoco podemos evitar la posición vertical del cuerpo, ya que ésta es característica de la especie humana. Y la mayoría de veces, tampoco se puede evitar el estar de pie si forma parte de nuestra profesión. Pero, sí que existen una serie de medidas y formas de vida con las cuales podemos prevenirlas o evitar sus complicaciones.
El mejor tratamiento es una vida más equilibrada, evitar el sedentarismo y el estar de pie y quieto lo menos posible, además de practicar algún deporte, hacer ejercicio físico, hacer gimnasia o masajes, ya sean manuales, mecánicos o por presoterapia, porque todos ellos facilitan la circulación venosa.
Si la profesión de una persona le obliga a estar muchas horas de pie y quieto, deberá procurar hacer largas caminatas en su tiempo de ocio. Las personas con predisposición familiar o personal han de practicar la natación y ciclismo de manera asidua, ya que estos deportes son ideales para los trastornos venosos de las piernas.
Tampoco hay que descuidar los problemas ortopédicos de los pies, las piernas, las caderas y la columna, ya que éstos pueden provocar una alteración en la relación estético-dinámica de las extremidades inferiores e influir en la aparición de trastornos varicosos.
Las medias terapéuticas se han manifestado con evidencia científica como la mejor opción preventiva de complicaciones, tanto en las varices como en la Insuficiencia Venosa Crónica y su utilización junto a flebotónicos como la mejor forma de aliviar los síntomas.
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