Ballesta López Carlos
Información acerca de divertículo de esófago, tumores benignos de esófago, cáncer de esófago, acalasia y fístula.
- Divertículo de esófago
¿Qué es?
Los divertículos de esófago son una afección rara. Están formados por una bolsa de mucosa que atraviesa la capa muscular, y que por la presión de los alimentos que entran en su interior, aumenta de tamaño con el tiempo constituyendo un verdadero saco.
Dependiendo de su localización se dividen en tres tipos: faringoesofágicos o de Zenker, epibronquiales y epifrénicos. Los síntomas que producen varían con el tamaño y su localización.
Los síntomas principales son:
- Regurgitación de los alimentos ingeridos pocas horas antes (nos vienen a la boca sin digerir).
- Por la noche al acostarnos pueden pasar alimentos y saliva al pulmón produciendo tos nocturna y neumonitis de repetición, incluso neumonías (pulmonías).
- Los divertículos grandes pueden producir disfagia (dificultad para tragar) e incluso perforación del esófago por alimentos duros que se introducen en el interior del divertículo (complicación muy grave).
- Con el tiempo pueden degenerar y transformarse en un cáncer.
¿Cuál es el tratamiento?
El divertículo que no produce síntomas y que no es muy grande no necesita tratamiento. Pero cuando crece o dan alguno de los síntomas anteriormente descritos, la única posibilidad de tratamiento es la cirugía y extirpación del divertículo.
En décadas pasadas, esta cirugía se realizaba por toracotomía (abriendo el tórax), dejando como secuelas importantes cicatrices y secuelas funcionales (respiratorias y musculares) importantes. Actualmente, esta cirugía puede realizarse por toracoscopia, a través de cuatro orificios de 5 milímetros, lo que permite no dejar cicatrices y dar el alta en 48 horas, sin las secuelas que producía la cirugía abierta.
- Tumores benignos de esófago
¿Qué son?
Los tumores benignos de esófago son una enfermedad poco común. El leiomioma, originado en la capa muscular, es el más frecuente. La característica común de estos tumores es el crecimiento lento y la ausencia de síntomas: es habitual diagnosticarlos al estudiar otras enfermedades del esófago y del estomago.
Los síntomas que presentan son el resultado de su crecimiento expansivo local, produciendo dificultad para tragar (disfagia), hemorragia por ulceración y sangrado, o cuando degenera a enfermedad maligna (poco habitual). Se considera que aquellos tumores que crecen más de 3 cm tienen riesgo de degenerar a distintos tipos de cáncer como el leimiosarcoma, procedente de las fibras musculares pero de alta malignidad.
El diagnóstico se realiza por: radiología (tránsito digestivo), que permite ver la localización, compresión y características del tumor, y por endoscopia que permite realizar biopsias y saber si es un tumor benigno o maligno.
¿Cuál es el tratamiento?
El único tratamiento definitivo es la cirugía. Ésta puede ser simple o muy compleja dependiendo de las características y localización del tumor, y de la experiencia del cirujano. La técnica más aconsejada es la enucleación del tumor y cierre de la capa muscular (extirpación local del tumor), pero en ocasiones se debe realizar una extirpación del esófago si existe degeneración maligna.
Aunque clásicamente se ha realizado por toracotomía (apertura quirúrgica del tórax), actualmente, la técnica más aconsejada es la cirugía por toracoscopia (realización de tres orificios de 5 a10 mm), que permite la extirpación del tumor sin abrir el pecho del paciente y con una, por consiguiente, rápida recuperación; y sin dejar secuelas.
- Cáncer de esófago
¿Qué es?
El cáncer de esófago representa menos del 3% de todos los cánceres digestivos y tiene una gran agresividad y malignidad. Aunque se presentan con mayor frecuencia a partir de la sexta década de la vida, cada vez afecta a gente más joven. Existen dos estirpes distintas de cáncer de esófago:
- Carcinoma epidermoide: se origina de células epiteliales de la mucosa del esófago. Se ha demostrado con claridad que el tabaco, el alcohol y la falta de higiene bucal predisponen a padecer este tipo de cáncer.
- Adenocarcinoma: también se origina de la mucosa del esófago, pero de otro tipo de células. Suele localizarse en los segmentos finales del esófago (cerca del estómago). El reflujo gastroesófagico, que provoca esofagitis severa y esófago de Barret, suele ser la causa predisponente para padecer este tipo de cáncer.
El síntoma principal es una disfagia (dificultad para tragar) progresiva, primero a sólidos (se engancha la carne al comer) y luego líquidos (agua). Se acompaña de pérdida de peso y afectación del estado general (cansancio, perdida de apetito, anemia).
El diagnóstico se realiza por radiología (tránsito digestivo) y endoscopia que permite tomar de biopsias.
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento quirúrgico debe realizarse después de valorar la extensión del tumor, pues si infiltra a órganos vecinos (aorta, diafragma, etc.) o presenta metástasis (implantes en otros órganos), la cirugía sólo tiene un papel paliativo. La cirugía, consistente en realizar una esofaguectomía, sólo cura los tumores pequeños (T1, T2), por ello es importante el diagnóstico y tratamiento precoz de estos pacientes (al inicio de los síntomas). En los casos más avanzados, la cirugía se complementa con la quimioterapia y la radioterapia para lograr un mayor índice de curación.
La laparoscopia constituye el mejor método para determinar si es extirpable o no el tumor (extensión y fijación a órganos vecinos) sin necesidad de abrir el tórax y agravar la situación del paciente que suele estar deteriorado. Una vez determinada la resecabilidad del tumor (casos en que el tumor es extirpable) un equipo entrenado puede proseguir y realizar la cirugía por laparoscopia y/o toracoscopia.
- Acalasia
¿Qué es?
La acalasia o achalasia es una enfermedad que se caracteriza por existir una hipertonía (excesivo tono muscular) del Esfínter Esofágico Inferior (EEI) que está situado en la unión del esófago con el estómago. Al no relajarse el EEI al paso de los alimentos se produce una dificultad para tragar (disfagia).
Los síntomas consisten en disfagia (dificultad para tragar), vómitos alimentarios y de saliva blanca, regurgitación de alimentos a la boca y broncoaspiraciones con tos y neumonías de repetición. Con el paso de los años puede degenerar y transformarse en un cáncer. El paciente puede presentar dolor intenso retroesternal (junto al corazón), que lo refiere como un nudo al tragar y es de forma discontinua.
Esta enfermedad producida por una alteración de las terminaciones nerviosas del EEI o como complicación de la Enfermedad de Chagas (muy frecuente en Sudamérica), se diagnostica mediante tránsito esofágico, endoscopia y manometría esofágica (esta última prueba es específica).
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento más efectivo es la cirugía, si bien se han utilizado otros tratamientos como la dilatación neumática forzada del EEI o la inyección de toxina botulínica. La dilatación neumática está cada vez más abandonada por presentar elevado riesgo de perforación esofágica (complicación grave con alta mortalidad).
La intervención quirúrgica consiste en realizar una cardiomiotomía de Heller que consiste en cortar las fibras del EEI que impiden el paso de los alimentos al estomago y producen disfagia. Clásicamente era obligado abrir el tórax y/o abdomen para ello. Quedaban importantes secuelas como amplias cicatrices, insuficiencia respiratoria y trastornos musculares funcionales. Actualmente, es de elección que dicha intervención se realice por cirugía laparoscópica. Esta técnica permite, a través de cinco pequeños orificios de 5 mm realizar la operación sin abrir el enfermo, quedando libre de enfermedad. En el plazo de cuarenta y ocho horas puede abandonar la clínica para hacer una vida completamente normal. La técnica quirúrgica consiste en seccionar las fibras musculares del EEI y de la parte final del esófago. La intervención se realiza con control endoscópico intraoperatorio para comprobar la perfecta realización de la técnica.
- Fístulas
¿Qué son?
Las fístulas del esófago son una patología infrecuente que, dependiendo de su origen, se manifiestan en una u otra edad de la vida. Pueden ser congénitas o adquiridas y consisten en una comunicación anómala entre el esófago y una parte del sistema respiratorio (generalmente la tráquea).
Los síntomas que aparecen se derivan del paso de los líquidos y alimentos ingeridos por la boca a los pulmones: tos, dificultad para respirar, ahogo e incluso asfixia. Estos síntomas son más graves cuanto más amplio es el orificio de la fístula. Las fístulas congénitas son diagnosticadas y tratadas en los primeros meses de vida (dependiendo de su tamaño) pues de lo contrario el niño muere por infección respiratoria (neumonía) o asfixia. Las del adulto suelen ser secundarias a divertículos de esófago complicados, traumatismos, yatrogénicas o, excepcionalmente, congénitas que se manifiestan en la adolescencia. Su sintomatología principal son las neumonías de repetición, la tos después de la ingesta de alimentos y la disnea (dificultad respiratoria).
El diagnóstico se realiza mediante un tránsito digestivo: al tomar contraste por boca se observa su paso al pulmón a través de la fístula, produciendo tos y disnea (ahogo). La endoscopia y broncoscopia permiten confirmar el diagnóstico, ver las características de la fístula e, incluso, tomar biopsias si es necesario
¿Cuál es el tratamiento?
El tratamiento quirúrgico consiste en extirpar el trayecto fistuloso (la comunicación) cerrando los orificios de la fístula. Esta cirugía que se realizaba anteriormente por toracotomía (abriendo el tórax) actualmente se realiza por toracoscopia mediante tres orificios de 5 mm, sin dejar secuelas ni cicatrices y obteniendo una rápida recuperación.
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