Ballesta López Carlos
¿Qué es la obesidad?
La obesidad es un gran problema dietético, psicológico y social muy frecuente en los países civilizados. En España afecta aproximadamente al 30% de la población general y de ellos el 10% padece obesidad mórbida o grave.
La obesidad se produce, descartando las enfermedades endocrino-metabólicas, como resultado de una ingesta en cantidad o calidad superior a las necesidades del individuo, que ingiere más calorías de las que quema y éstas se almacenan en el cuerpo en forma de grasa.
- ¿Cómo conocer el grado de obesidad?
El peso ideal de cada persona varía en relación al sexo y a la altura. En líneas generales, se corresponde a las dos últimas cifras de la talla. Por ejemplo, para una persona que mide 1'65 cm., el peso ideal aproximado sería 65 Kg. Esta cifra suele aumentarse en 2 o 3 Kg. en la mujer y en 1 o 2 Kg. en el hombre. Con el aumento de la edad, por encima de los 30 años, se considera normal el tener un peso de 8 a10 Kg. superior al ideal.
Para saber exactamente si una persona tiene obesidad patológica o no, y su grado, el médico divide el peso del paciente por la talla en metros al cuadrado, obteniendo un número denominado Índice de Masa Corporal (IMC):
Para saber si un paciente está obeso, nos referiremos siempre a este índice de masa corporal. Se considera un paciente de peso normal cuando tiene un índice de masa corporal inferior a 25. Cuando el índice de masa corporal está entre 25 y 29 consideramos que existe un sobrepeso. Si está entre 30 y 34 estamos ante un obeso patológico; entre 35 y 39 se trata de obesidad grave y por encima de 40 se considera la obesidad como mórbida.
- ¿Qué problemas conlleva la obesidad?
Un índice de masa corporal superior a 40 es lo que la Sociedad Americana de Cirugía de la Obesidad considera obesidad mórbida.
En estos pacientes los riesgos de problemas respiratorios, circulatorios, endocrinos, cardíacos, de padecer cáncer de mama y mortalidad (1 año menos de vida por cada 10 Kg. de exceso de peso), son superiores a los riesgos que comporta una intervención quirúrgica tradicional, llamada de cirugía abierta.
En los casos en que el índice de masa corporal está situado entre 30 y 40 es frecuente padecer enfermedades hepáticas, cardiológicas (infarto, hipertensión,...), articulares (artrosis), metabólicas (diabetes). Todo ello aconseja la pérdida de peso y por lo tanto puede estar justificada la cirugía.
Existe un grupo de pacientes obesos que padecen apnea repetida durante el sueño, o que tienen una tendencia a quedarse dormidos. Estos pacientes por las noches producen fuertes ronquidos y se mueven con frecuencia (duermen mal). Cuando un paciente supera las 20 apneas/hora (una apnea son 10 segundos consecutivos sin respirar), tiene una hipersomnia diurna (se quedan dormidos en reuniones, conduciendo, etc.), o tiene un deterioro de las funciones cognoscitivas e irritabilidad emocional, se considera que es obligada la cirugía pues, como bien se ha demostrado, estos episodios desaparecen cuando el paciente pierde peso.
Igualmente existen trastornos de artrosis en las extremidades y en la región lumbar que provocan inmovilidad en el paciente obeso. Esto, junto con problemas como la diabetes, la hipertensión, el reflujo gastro-esofágico, el ácido úrico, la incontinencia urinaria (se escapa la orina por exceso de peso), o los trastornos hormonales que afectan a la menstruación en la mujer, son algunas de las consecuencias de la obesidad que mejoran cuando se soluciona el problema del exceso de peso.
Por último, no debemos olvidar las repercusiones psicológicas que la obesidad conlleva: falta de autoestima, inseguridad, depresiones, etc.
- ¿Qué opciones de tratamiento hay?
La primera opción terapéutica de la obesidad patológica es el tratamiento endocrino-dietético basado en la reducción de ingesta, dieta hipocalórica, cambio de hábitos y conducta. Cuando éste fracasa y no se consigue con el apoyo de medicación, existe la opción quirúrgica.
En líneas generales, todas las personas que acuden a una consulta médica por problemas de obesidad, han sufrido ya diversos regímenes hipocalóricos para intentar el adelgazamiento.
Si realizamos una curva de obesidad con los parámetros del Índice de Masa Corporal, nos encontramos que el tratamiento para un paciente con IMC entre 25 y 29 sería un tratamiento dietético-endocrinológico con alimentos hipocalóricos. Cuando el IMC es superior a 30 puede ser necesario el apoyo de medicación para conseguir rebajar el peso. A partir de 35 puede considerarse tributario de cirugía si se dan determinadas circunstancias.
Cuando la persona alcanza un Índice de Masa Corporal superior a 40 los riesgos que comporta la propia obesidad son mayores que el riesgo que comporta la cirugía, por lo cual el paciente debería someterse a una intervención quirúrgica.
- ¿Para quién está indicada la intervención?
Es recomendable no realizar cirugía de la obesidad a ningún paciente que no haya terminado su período de crecimiento. La edad en la que se obtiene mejores resultados está entre los 18 y los 55 años, si bien técnicas menos agresivas (como la cirugía laparoscópica), pueden ampliar la edad por encima de los 65 años.
Las personas jóvenes con edad inferior a 18 años afectos de obesidad patológica, deberán tratarse médicamente antes de que influya directamente en su desarrollo y crecimiento: el 80% serán obesos mórbidos con gran probabilidad cuando alcancen la madurez.
Antes de practicar cualquier tipo de cirugía, el paciente obeso debe ser analizado desde el punto de vista endocrinológico para descartar trastornos médicos especialmente de origen tiroideo (hipotiroidismo) responsable de la obesidad y también desde el punto de vista psicológico para descartar un problema psiquiátrico que dificulte el seguimiento posterior del paciente.
Por tal motivo, los equipos que traten la obesidad deben estar compuestos por diferentes profesionales, entre ellos dietistas, endocrinólogos, psiquiatras y cirujanos. El resultado final es la modificación de los hábitos conductuales y sociales existentes en los pacientes obesos patológicos.
Consideraciones previas a la cirugía de la obesidad mórbida
- Todo paciente que vaya a ser sometido a cirugía debe poder conocer previamente los tipos de cirugía posibles, las diferentes técnicas que se realizan y los riesgos que cada una conlleva.
- El paciente debe saber que la cirugía se realizará siempre bajo anestesia general y que ésta comporta unos riesgos que, aunque la propia tecnología minimiza, deben ser conocidos y valorados previamente.
- La cirugía y la situación de la obesidad patológica que sufre el paciente aumentan las complicaciones en la recuperación posquirúrgica. Estos riesgos o complicaciones son directamente proporcionales a la técnica que se use. Así pues, en una intervención agresiva en donde se le practique al paciente una apertura de abdomen, existirá un mayor riesgo y probabilidad de complicaciones que en una intervención realizada por laparoscopia.
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