Gómez Sugrañes Mª Teresa
Es una realidad que antiguamente la menopausia se consideraba una edad crítica para la mujer, no importando ningún otro aspecto, ni la procedencia, ni la actividad, ni la persona en sí misma. El estigma de la menopausia en el pasado hasta mitad del siglo XX tuvo un enorme impacto negativo, mujeres con muchos síntomas e interrogantes en que se asociaba el miedo a envejecer, quedaron muy desatendidas durante muchos años, sin acompañamiento en esta experiencia vital de transición hasta entrar en el "club" de la menopausia.
La menopausia es una etapa más de la vida que afecta a todas las mujeres, coincide con el descenso hormonal y el cese de la capacidad reproductiva. No todas las personas la viven de la misma manera y la sintomatología es muy variada, algunas apenas notan nada y otras mujeres manifiestan una serie de síntomas que junto a cambios físicos corporales se asocian y conllevan una disminución de la calidad de vida. Además, vivimos en una época en la que la belleza y el encontrarse en forma se priorizan siendo parte esencial en la vida de cada mujer. La mujer actual lucha y desea no sólo verse bien, sino también sentirse bien, es una de las preocupaciones más frecuentes durante la consulta de menopausia. Otro aspecto es el bienestar de la zona íntima, siendo en este momento una consulta cada vez más demandada en el campo de la ginecología.
Además, se añade el deseo de seguir teniendo una buena y adecuada salud sexual, un área en la que existen grandes avances y a su vez es uno de los motivos de consulta que también preocupa. Los síntomas emocionales asociados a la disminución hormonal requieren también un cuidado especial y un enfoque terapéutico eficaz con la finalidad de mejorar la motivación y mantener un equilibrio emocional.
Después del paso de los años, la mujer ha ido desarrollando su propia trayectoria personal y profesional, llegando el momento de búsqueda de asesoramiento con el objetivo de sentirse mejor y aumentar la calidad de vida, aunque el enfoque más importante es la prevención de posibles patologías. Actualmente la información recibida por diferentes vías es múltiple y variada, ocasionando en muchas ocasiones confusión y falsas creencias. Además, da la sensación de que ahora se habla más que nunca de este tema y que todas las opiniones sean o no aprobadas científicamente son válidas y creíbles. La facilidad de acceso a la información sin tener el conocimiento adecuado de quien la recibe, mensajes vacíos no fidedignos o con escaso rigor científico, consejos no ciertos y noticias con falta de veracidad mediante terapias o procedimientos diversos, pueden llegar a crear falsas expectativas de mejora.
Hace 25 años se trataban con terapia hormonal casi un 20% de las mujeres que tenían síntomas de perimenopausia. Durante los últimos años se han difundido miedos, desinformación y mitos que son difíciles de desmentir aun mostrando la máxima evidencia científica, por lo que ha ido disminuyendo el número de mujeres que solicitan terapia hormonal. Actualmente se están tratando con hormonas aproximadamente solamente un 4% de las mujeres con síntomas en la menopausia y un 2-2.5 % de mujeres en la perimenopausia.
Es importante conocer que actualmente los profesionales están preparados y formados para informar de las indicaciones correctas de la terapia hormonal de la menopausia.
En febrero del año 2022 se presentó un resumen con el acuerdo de 21 Sociedades Científicas Internacionales sobre la recomendación de la terapia hormonal, analizando toda la evidencia científica sobre riesgos y beneficios, con la confirmación de que se consigue un mayor beneficio si el tratamiento se inicia en el primer periodo de la menopausia, es decir durante los primeros 5 años después de la última regla, en que si se presentan síntomas los beneficios superan supuestos los riesgos, siendo el objetivo principal mejorar la calidad de vida a corto y a largo plazo.
El médico y la paciente van consensuando los tratamientos de manera periódica, revisando si se han cumplido los objetivos, siempre individualizando la medicación apropiada en función de las características de cada mujer.
Las hormonas ayudan a regular los cambios y alteraciones durante la transición hacia la menopausia. Los sofocos, como desregulación de la termorregulación asociada al desequilibrio hormonal, son incómodos y si superan a 20 diarios llegan a ser incapacitantes, con el consiguiente insomnio y desequilibrio emocional. Por tanto, el objetivo de la terapia hormonal, si no existe ninguna contraindicación, es favorecer una transición adaptada a cada situación y proteger el organismo de efectos deletéreos a largo plazo asociados al declive hormonal.
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