Unitat d'Immunologia i Al·lèrgia Teknon
¿Qué es la inmunoterapia y la vacuna antialérgica?
La inmunoterapia antialérgica consiste en administrar pequeñas dosis progresivas del mismo alérgeno al que un individuo está sensibilizado con el objetivo de disminuir el nivel de sensibilización y suprimir los síntomas que ésta causa. El material alergénico que se administra, debidamente modificado para suprimir los efectos secundarios e incrementar su capacidad de estimular el sistema inmunológico, se denomina vacuna antialérgica.
La inmunoterapia se aplica en medicina desde hace más de 90 años y según la Organización Mundial de la Salud, hasta la fecha es el único tratamiento que puede modificar favorablemente el curso natural de algunas enfermedades alérgicas.
- ¿Cuándo está indicada la vacunación antialérgica?
Este tratamiento tiene indicaciones precisas en asma bronquial y rinitis alérgicas, así como en la alergia a himenópteros. Actualmente existe cierta experiencia con algunos alimentos como el melocotón.
Para que una vacuna específica pueda ser indicada deben cumplirse los siguientes requisitos:
- Que la enfermedad sea debida a una reacción inmunológica mediada por la inmunoglobulina E (IgE), demostrable por pruebas cutáneas, análisis y si es necesario por pruebas de provocación.
- Que se haya identificado perfectamente cuál o cuáles son los alérgenos desencadenantes y se disponga de extractos debidamente estandarizados y aptos para efectuar un tratamiento sistémico.
- Que el paciente no sufra ningún tipo de deficiencia inmunológica que pueda hacer ineficaz la inmunoterapia.
- Que el balance entre beneficio y riesgo del tratamiento se decanten claramente por el primero.
- Que el paciente o sus familiares, en caso de niños, conozcan perfectamente las características de la inmunoterapia, las acepten y estén en condiciones de aplicarla correctamente y de acudir a los controles necesarios para adecuar y vigilar el tratamiento.
- ¿Cómo son los resultados de la vacunación antialérgica?
La inmunoterapia puede mostrar sus efectos beneficiosos pocos meses después de su inicio, pero los efectos óptimos y la consolidación de los mismos se alcanzan habitualmente entre 3 y 5 años.
El tratamiento es alérgeno específico. Los resultados son mejores en enfermos con un solo tipo de alergia, pero es posible administrar dos o más vacunas con diferentes alérgenos de forma simultánea, obteniéndose la desensibilización para cada uno de ellos.
La inmunoterapia es compatible contratamientos medicamentosos con fármacos que suprimen los síntomas como los antihistamínicos, inhaladores antiinflamatorios y broncodilatadores, etc. No es adecuado su uso en pacientes que reciben corticosteroides por vía oral a dosis elevada y por periodos prolongados.
- ¿Cómo se administra la inmunoterapia?
Hasta hace pocos años, solamente se disponía de vacunas antialérgicas de administración inyectable por vía subcutánea. Actualmente existen vacunas de administración sublingual, útiles en algunos casos concretos.
Es reconocido que las vacunas inyectables con extractos de depósito son las más activas y eficaces, aunque también son las que pueden presentar más efectos secundarios, no obstante éstos son muy escasos y en la inmensa mayoría de los casos se limitan a alguna reacción local en punto de inyección, sobre todo si no se ha aplicado correctamente. Por otra parte, se dispone de extractos modificados, denominados alergoides, que se toleran mucho mejor, aunque su potencia sea menor.
La inmunoterapia se administra de forma continua a lo largo del año (tratamiento perenne o coestacional) o bien en pautas llamadas "preestacionales" en algunos pacientes alérgicos a determinados pólenes de plantas o árboles con periodos cortos de polinización (por ejemplo, el ciprés). La pauta más adecuada se establecerá de forma individualizada para cada paciente y situación.
El inicio del tratamiento o fase de inducción, significa el incremento progresivo de dosis del alérgeno en periodos semanales, que según el tipo de vacuna puede requerir de 1 semana a 3 meses, en función del tipo de vacuna. Una vez se alcanza la dosis óptima y suficientemente alta que asegure una eficacia clínica sin efectos adversos, se pasa al tratamiento de mantenimiento con inyecciones una vez al mes.
Existen pautas más cortas y en casos especiales se pueden acortar administrando dosis agrupadas en corto tiempo, aunque ello implica un aumento de la posibilidad de reacciones indeseables.
En las vacunas de administración sublingual, el periodo de inducción es muy corto, pero el mantenimiento se basa en administraciones diarias a lo largo de muchos meses.
La inmunoterapia con veneno de himenópteros solo puede aplicarse por vía subcutánea y siguiendo un protocolo muy estricto. No obstante su eficacia es muy alta y previene reacciones graves si el paciente recibe picadas de abejas o avispas.
- ¿Cuáles son los riesgos de la inmunoterapia?
Las reacciones locales en la administración inyectable no son excepcionales, pero no revisten gravedad. Puede inflamarse, con rojez y picor en el punto de inyección, sobre todo al alcanzar dosis elevadas de vacuna. En la gran mayoría de los casos, se puede prevenir y minimizar con medidas que indicará el especialista.
Las reacciones generales o sistémicas de aparición inmediata en los 15-30 minutos posteriores a la inyección son poco frecuentes y pueden ser de intensidad leve (urticaria localizada, rinitis), moderada (asma, angioedema) o severa (reacción anafiláctica). Por ello es necesario que después de cada inyección el paciente permanezca en observación en el centro médico unos 30 minutos.
Las reacciones generales pueden producirse principalmente si la inmunoterapia se realiza sin el control adecuado, existen errores en la dosis o bien si el paciente recibe la vacuna presentando algún tipo de patología alérgica subyacente como fiebre, asma o urticaria, sin tratamiento.
- Control de la inmunoterapia
Por todo lo expuesto más arriba queda claro que un paciente que reciba inmunoterapia de cualquier tipo, pero sobre todo inyectables de depósito, debe ser controlado periódicamente por el especialista, preferiblemente varias veces al año y en especial en periodo de inducción, hasta llegar a la dosis de mantenimiento.
Las vacunas deben ser administradas por profesionales preparados en centros médicos adecuados que dispongan de medios para tratar una reacción adversa inesperada.
Una vez comprobada la seguridad y buena tolerancia de las vacunas, el especialista debe controlar su eficacia, para lo cual se tomarán en cuenta una serie de parámetros:
- Mejoría clínica en la frecuencia e intensidad de los síntomas, respecto a antes de iniciar la inmunoterapia.
- Disminución en el número de bajas laborales o absentismo escolar.
- Disminución en la necesidad de medicación farmacológica sintomática (antihistamínicos, broncodilatadores, etc.).
- Pruebas objetivas: cambios en la funcionalidad respiratoria.
- Modificaciones en los análisis de sangre, aparición de la inmunoglobulina IgG4 específica por efecto de la vacuna.
- Disminución de la concentración de alérgeno necesaria para la prueba de provocación conjuntival.
- Disminución del tamaño o incluso desaparición de las reacciones al efectuar una prueba cutánea.
Ha de tenerse presente que la inmunoterapia de cualquier tipo es un tratamiento largo que debe aplicarse durante un mínimo de 3 años para consolidar los efectos sobre el sistema inmunológico del paciente. Por ello el paciente debe estar concienciado, mantener el contacto con el especialista que lo trata y mostrarse colaborador en todo momento. Por su parte el alergólogo debe dar apoyo al paciente en el tratamiento con vacunas y estar disponible para responder a sus consultas y atenderlo en caso de necesidad.
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