Fernández Agrafojo Dora
El glaucoma es una enfermedad caracterizada por una lesión progresiva del nervio óptico, que se traduce en una disminución del campo visual. El glaucoma puede provocar una ceguera si no se diagnostica y trata correctamente.
- ¿A quién puede afectar?
El glaucoma afecta aproximadamente a un 2% de la población. Tiene carácter familiar, es decir, es más probable en personas con antecedentes familiares de glaucoma y aumenta el riesgo de padecerlo con la edad. Entre los factores oculares de riesgo el más importante es la presión intraocular, asociándose en la mayoría de los casos el glaucoma con una presión intraocular elevada. Otro factor de riesgo ocular importante es la miopía.
- ¿Qué es lo que ocurre?
En el ojo se produce un líquido, el humor acuoso, que es el responsable de nutrir y limpiar los elementos interiores del ojo. Cuando tiene lugar una desproporción entre la producción del humor acuoso y su eliminación, éste se va acumulando en el interior del ojo, aumentando de esta manera la presión intraocular, que va a afectar principalmente a la parte más débil del ojo, el nervio óptico, provocándole mala irrigación y su progresivo deterioro y atrofia.
- ¿Qué tipos de glaucomas existen?
Hay varios tipos de glaucoma: el más corriente es el que conocemos como Glaucoma Crónico de Ángulo Abierto. No es doloroso ni sintomático, es decir, puede pasar completamente desapercibido hasta llegar a fases muy avanzadas de deterioro del nervio óptico. Y ello es así porque este tipo de glaucoma suele tener inicialmente presiones intraoculares entre 25-35 mmmHg, que en la mayoría de los casos no suele dar molestias. Cuando se superan estos valores, en ocasiones pueden presentarse dolores oculares y/o dolores de cabeza.
El otro tipo de glaucoma habitual es el llamado Glaucoma Agudo, que se presenta por una disposición anatómica especial del paciente. Se manifiesta inicialmente por un dolor brusco, intenso, lacerante, generalmente sólo en un ojo. La presión intraocular puede elevarse en pocas horas por encima de 50 mmHg. Este tipo de glaucoma obliga a buscar asistencia médica urgente y, una vez diagnosticado, su tratamiento consiste en bajar lo más rápidamente posible la presión intraocular y en solucionar y prevenir futuros ataques mediante una intervención con láser.
- ¿Cuál es el tratamiento?
En el glaucoma el objetivo del tratamiento deberá ir encaminado a disminuir la producción del humor acuoso, facilitar su salida y proteger el nervio óptico.
Hoy en día disponemos de colirios (gotas oculares) y métodos quirúrgicos (láser y cirugía) que nos permiten en la mayoría de los casos un buen control de la presión intraocular.
- ¿Y la cirugía es efectiva?
En general, sí. Afortunadamente, en la mayoría de pacientes, cuando ya no es posible el control del glaucoma con medicamentos, la cirugía nos permite, por sí sola o con apoyo de colirios, llegar a la presión óptima.
- ¿Qué presión intraocular podemos considerar normal?
No existe una presión intraocular normal igual para todos. Actualmente hablamos de la presión objetivo y ésta es diferente para cada paciente, según sus condiciones oculares y estado físico.
Podríamos definir como presión objetivo aquella presión intraocular en la que no se produce daño del nervio óptico. La medición del daño del nervio óptico tradicionalmente la hemos venido estudiando con la realización de una prueba llamada campimetría o medición del campo visual. Ésta es la prueba más estandarizada y universalmente usada para valorar la progresión del daño al nervio óptico.
Una persona joven, sin problemas vasculares ni de salud y con el nervio óptico sano, puede tolerar perfectamente presiones intraoculares por ejemplo de 25 mmHg, que para otras personas serían demasiado elevadas, sin sufrir daños en el nervio óptico ni en el campo visual. Esta misma presión seguramente es inaceptable para una persona mayor, o con problemas vasculares como la diabetes o la arteriosclerosis, o con el nervio óptico ya muy dañado, y seguramente le producirá deterioro continuado del campo visual.
- Recomendaciones
Como recomendaciones generales debemos recordar:
- Pasar revisiones oftalmológicas periódicas. Ello nos permitirá determinar su presión intraocular y el estado de su nervio óptico.
- Los pacientes de riesgo (antecedentes familiares, miopes, diabéticos) deben seguir controles de la presión intraocular, por lo menos cada 6 meses y de campo visual al menos 1 vez al año.
- Las personas mayores de 40 años deben controlarse la presión intraocular por lo menos una vez al año y el campo visual según la presión y el aspecto del nervio óptico.
- Si ya está diagnosticado de glaucoma y se le ha recetado un tratamiento, es importante cumplirlo escrupulosamente, pues sólo así se puede realizar una correcta valoración de su eficacia o la necesidad de modificarlo o incrementarlo.
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